No voy a hablar de la sumisión política en la Asamblea de un país andino, sino de la religiosa, abordada por el escritor francés Michel Houellebecq en su más reciente obra, en la cual aborda un futuro no tan lejano, el 2022, cuando la Hermandad Musulmana alcanza el poder político (con el apoyo del Partido Socialista y de la derecha) en una Francia que había agotado su modelo republicano de gobierno.
‘Sumisión’ estuvo editado y listo para circular en enero, pero el atentado contra el semanario Charlie Hebdo, obligó a los editores a postergar su presentación. El escritor fue tildado de ser militante anti islam.
Hace cuatro años llamó mi atención ver en Alemania a tantas mujeres de origen islámico. La anfitriona de la casa donde me hospedaba precisamente leía un libro de un autor alemán, que sacaba como conclusión que, entre el 2080 y el 2100, la mayoría de la población alemana será de origen árabe.
Houellebecq rechazó que la idea central del libro fuera generar un conflicto con los árabes y la verdad es que no se trata de una incitación a la xenofobia. Los partidos políticos tradicionales franceses habían perdido credibilidad y ahí es cuando aparece la Hermandad Musulmana que rompe el escenario político, algo que no tendría por qué ser tan descabellado.
Lo que pudiera resultar polémico es un diálogo entre académicos de la Sorbona. Se insinúa que todo niño francés debe tener la posibilidad de beneficiarse de una enseñanza islámica durante todo su periodo escolar. Una educación que, en ningún caso, podría ser mixta y solo algunas carreras estarían abiertas para las mujeres. Todos los docentes, sin excepción, serán musulmanes o convertidos (no digo converso porque según el DRAE el adjetivo designa a un musulmán o a un judío convertidos al cristianismo).
Se habla de la obligación de adaptarse a las enseñanzas del Corán, de un cierto número de oraciones diarias y sobre la poligamia. Los docentes tendrían que abrazar la fe musulmana, pero ¿qué de extraño tiene eso si para dar clases en una escuela cristiana había que estar bautizado?, se plantea en uno de los diálogos académicos luego de escuchar al líder de la Hermandad Musulmana, Mohammed ben Abbes.
La historia futurista, pero también irreverente, transcurre en torno al profesor François, un obsesivo estudioso de Huysmans, un cuarentón soltero que ve cómo se transforma la Universidad en la cual trabajó muchos años. Se larga de París, pero regresa y comienza a ser seducido por la idea de la poligamia. “No hay sino un dios y Mahoma es su profeta”, son las palabras que le abren al profesor las puertas para entrar al islamismo y volver a la academia.
Houellebecq, calificado como un misántropo, justifica su novela de política-ficción: “He acelerado la historia, pero no puedo decir que esto sea una provocación”.
@flarenasec