De boca de más y más personas se escucha una queja y una voz de desaliento. Los requerimientos burocráticos abruman. De una oficina envían al ciudadano a otra; de esta, a otras. Trámites, trámites y más trámites. Tiempo, tiempo, más tiempo ocupado en buscar solución a problemas menores.
Baste un ejemplo: el señor vendió su vehículo; el comprador pagó el precio y le aseguró que el resto del trámite lo haría él. Total: no ha hecho y el dueño anterior comienza a recibir notificaciones de multas por exceso de velocidad. Acude a las oficinas de tránsito para probar que ya no es el dueño. Al cabo de un mes, la respuesta contenía una lección jurídica sobre la Constitución, la Ley de Tránsito y la conclusión de que el pedido había que presentar en la Agencia Nacional de Tránsito.
En otras dependencias el ciudadano debe obtener un “turno” para ser atendido. Son tántos que para una simple consulta debe esperar hasta más de 100, se ocupa, a veces , toda una mañana. Se escucha una palabra ingrata: amenaza de multa. Numerosos burócratas se han acostumbrado al trato despótico que ha imperado en la década del gobierno anterior.
Mientras, se conoce noticias desalentadoras en cuanto a la economía. En materia de Libertad Económica, este año 2017 el Ecuador ocupa el puesto número 160 y los únicos que están peor son Bolivia (lugar 168); y la “Revolucionaria” Venezuela, en el puesto 179. Son datos que sirven en el exterior, divulgados por la Fundación Heritage, que mide la situación en 180 naciones. Lo que ella informa es lo que vale para los inversionistas. Hay clamor porque vengan inversiones extranjeras. ¿Vendrán? Son tantas las malas noticias de nuestro país en el exterior sobre la situación económica y el estado de nuestra justicia, que no favorecen el anhelo.
El Embajador de EE.UU. quiere buscar más inversiones de su país; pero cuando hacen cosas como cancelar los tratados bilaterales de inversión, un país no es atractivo. Recordemos que en los tratados bilaterales, en caso de contradicción debe actuar un tribunal extranjero y no los jueces locales.
¿Cuán efectivos han sido los economistas del gobierno del señor Correa? ¿Cómo se entiende que mientras se proclama la necesidad de más plazas de trabajo, se produzca el estremecedor resultado de que a una feria en Guayaquil que ofrecía mil plazas laborales, concurrieran once mil jóvenes?
El quiteño acude mucho a la ironía. Hay una que circula en redes sociales, ubicando como escenario la casa de locos (manicomio), donde pretendían dar el alta a los que estaban mejor. Escogieron a tres y los sometieron a una prueba final: calcular cuánto es 3×8. El primero, respondió “viernes”; el segundo, respondió 1 000. El tercero, acertó: 3×8=24. Interrogado cómo obtuvo ese resultado, dijo: Fácil, dividí 1 000 para martes.
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