Después de diez años y cinco meses del período más largo como Presidente de la República, se va a dar una sincronización inédita de quien cumplió ese tiempo con un Vicepresidente que estuvo expectante para sustituirlo. Dicha coyuntura se forjó en la misma cúspide del poder, y a vista y paciencia del pueblo ecuatoriano.
Así continuarán los asuntos previos a dicha sucesión, sin alteraciones de fondo y de forma. Este vaivén político tiene el respaldo de un triunfo extremadamente estrecho de apenas el 2% de votos proclamado por la máxima autoridad electoral, entre quienes confrontaron la segunda vuelta definitoria a esa primera magistratura.
El candidato opositor del continuismo, diríamos que estuvo tan cercano al triunfo, que no logró ni podía vencer, porque aplicada la ley de la gravedad de las ciencias físicas le impedía pasar la línea para alcanzar el lindero de la candidatura patrocinada por el correísmo.
Sin embargo, nuestro pueblo como sujeto político vivió una etapa electoral de varios candidatos, y al llegar a concretarse en dos presidenciables, Guillermo Lasso quien intentó romper el esquema de sucesión previsto desde las alturas del poder absoluto, estuvo condenado a sufrir la derrota con un estrechísimo margen, como se probó en los resultados que dio el Consejo Electoral, al final del proceso, una cifra cercana al 2%.
Al analizar esta realidad política ecuatoriana, solamente quedaba la resignación de haber sido vencido para ocupar el sitial digno de presentarse como candidato a la dura contienda electoral.
Me refiero a Guillermo Lasso, quien invitó varias veces a que el candidato oficial Lenin Moreno indique escenario, día y hora para debatir públicamente sus propuestas de gobierno, frente a las que él estaba presentando en su campaña, y por varios medios de comunicación como televisión y radiodifusoras que también incluían a la prensa escrita. Nunca aceptó debatir, sin que presente justificaciones, porque en estas contiendas electorales, no pueden existir evasivas ni excusas.
Así continuó el proceso electoral hasta la fase final. El triunfador fue el candidato oficial del gobierno en funciones, y que en pocos días más, será posesionado como Presidente de la República para los próximos cuatro años, hecho que se cumplirá el 24 de mayo del 2021, siempre que no se produzcan sucesos contrarios imprevistos que impidan culminar con ese final del mandato que señala el período constitucional de su gobierno.
Si se llega a cumplir lo que estamos analizando, será un tiempo largo que cubrirá una etapa inédita de nuestra vida republicana, porque llegará a los catorce años y medio de un solo partido, lapso muy cercano a cuatro períodos que han sido tradición en el Ecuador, porque cada uno siempre fue de cuatro años, desde la primera Constitución de 1830.
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