Hay graves problemas que son invisibles y que tarde o temprano saltan y nos causan daños irreparables. Ubicarlos y tratarlos a tiempo puede facilitar su solución en beneficio propio y de nuestro entorno.
En educación hay un problema viejo e invisible: el rezago educativo, que alude a las personas de más de 15 años que no han completado sus estudios de primaria, básica y bachillerato.
En un estudio exploratorio que estos días fue lanzado por el Contrato Social por la Educación para conocimiento del país, la investigadora Cecilia Amaluisa señala el alarmante dato de que al 2009 el “61,8% de la población de 15 y más años acusa algún nivel de rezago educativo… Esto significa que más de seis millones de mujeres y hombres, en plena edad productiva, requieren alfabetizarse, completar la educación básica y obtener el título de bachiller”.
La investigación establece algunas desagregaciones que cabe valorar con atención. El 61,3% de mujeres no han completado sus estudios hasta bachillerato. En los hombres el fenómeno es ligeramente mayor: 62,3%. El rezago educativo en las zonas urbanas es del 51,4% mientras que en las rurales sube a la dramática cifra de 83,8%. En la población blanco-mestiza el problema involucra al 59,8%, mientras que en la indígena se eleva al 83,3%. De la misma manera el fenómeno afecta más a los jóvenes. En lo que se refiere a grandes ciudades, Quito para el 2009 tenía 447 367 rezagados, mientras que en Guayaquil la cifra en el mismo año sube a 840 934.
El país que ve con preocupación que a pesar de los esfuerzos, todavía 7,8% de su población, esto es alrededor de 800 000 personas son analfabetas, no puede sino acentuar su angustia al observar que, a más de las anteriores, cinco millones de personas no tienen las capacidades suficientes para enfrentar de manera adecuada las demandas de un proceso de desarrollo nacional en el marco de un mundo cada vez más complejo y competitivo.
El estudio no solo debe conmovernos sino llevarnos a discutir y conversar sobre las salidas frente a semejante problema. Es hora de ver lo que ha realizado y se realiza: los proyectos inteligentes y las experiencias buenas. Sin duda que el Ministerio de Educación ME está montando programas. Esta es la oportunidad para exhibirlos. Algunas ONG trabajan desde hace algunos años, pero su impacto es limitado. El Municipio de Quito emprende procesos educativos interesantes con mejor acogida.
Pero también es el momento de investigar, evidenciar y destruir las mafias que han montado colegios, algunos de ellos con la modalidad a distancia, que a cambio de dinero regalan los títulos de bachiller.
Es momento de crear una mesa en la que se siente el ME con la sociedad civil y la empresa para consensuar una política para abatir el rezago educativo.