Miguel, un nicaragüense de 32 años, y su esposa permanecen desde hace unos días en un albergue de inmigrantes del suroccidental estado de Oaxaca, en México, como refugiados del acoso de policías municipales corruptos y de pandilleros.
“Los policías me robaron y los pandilleros me piden USD2 000 por cada uno para dejarnos pasar, o quedarse con mi esposa y que yo siga”, relató por teléfono a IPS desde la localidad de Ixtepec este inmigrante, originario de la ciudad de Matagalpa, en el centro de Nicaragua.
Viajaban hacia Nicaragua para obtener el acta de nacimiento, pasaporte y otros documentos de Miguel, un nombre ficticio por pedido de la fuente, cuando él y su pareja, una hondureña de 20 años, fueron despojados de sus pertenencias por agentes municipales en las localidades de Orizaba y Mendoza, en el sudoriental estado de Veracruz.
Después lograron llegar a Ixtepec, donde Miguel y su esposa fueron amenazados por miembros de la transnacional “mara” (pandilla) Salvatrucha, que opera en América Central, este país y EE.UU. Esto les forzó a pedir refugio en el albergue Hermanos en el Camino, para evitar caer en sus manos. Historias como las de estos dos inmigrantes centroamericanos componen el duro panorama que hallará el chileno Felipe González, relator de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) sobre Trabajadores Migratorios y Miembros de sus Familias, en su visita a México.
“Vamos a plantear una serie de temas que hemos identificado como centrales”, dijo a IPS Fabienne Venet, directora general del independiente Instituto de Estudios y Divulgación sobre Migración (Inedim). Entre ellos destacó “la securitización (imposición de la seguridad nacional) de la agenda migratoria, la falta de coordinación entre las dependencias federales y locales de seguridad pública y violaciones a derechos humanos”.
González, quien permanecerá en México hasta el 2 de agosto, se entrevistará con autoridades mexicanas y representantes de organismos internacionales y de la sociedad civil. Visitará los estados de Tamaulipas, en el centro oriental atlántico, Chiapas, en el extremo sur, Oaxaca y Veracruz.
Unos 500 000 latinoamericanos cruzan México cada año en ruta hacia Estados Unidos, según organizaciones no gubernamentales y expertos, en un trayecto minado de abusos, robos y secuestros a manos de policías y organizaciones criminales. El Gobierno ha identificado entre las fronteras con Guatemala, al sur, y EE.UU., al norte, 25 municipios peligrosos para los indocumentados. En México, con 108 millones de habitantes, hay dos millones de extranjeros registrados. De ellos, solo 24 000 son centroamericanos, que usan mayoritariamente el país como tránsito o trabajan en él en forma ilegal.