Quizá el aspecto más difícil de superar de la deteriorada situación económica que vivimos es el encarecimiento del país. Hoy producimos más caro que otros países de la región. Y no solo en bienes.
Los operadores turísticos reportan una caída en la ocupación de hoteles, ya que los turistas sobre todo de naciones vecinas encuentran que Ecuador es caro para vacacionar.
El problema se manifiesta de manera particularmente aguda en 2015 e inicios del presente año, pero data de atrás. Desde que se tornó evidente que EE.UU. iba a salir de la Gran Recesión antes que los otros países industrializados, el dólar comenzó a fortalecerse.
Este proceso tiende a pronunciarse con el inicio de la política del Federal Reserve de elevar la tasa de interés.
Desde aproximadamente fines de 2011, el dólar se fortalece, revirtiendo la situación que se vivió la década anterior, en la cual la divisa estadounidense se desvalorizaba frente a otras monedas fuertes.
Veamos cuál ha ido el comportamiento del dólar y nuestros precios durante estos nueve años del gobierno de Correa. Frente al yen, la depreciación del dólar de los primeros cinco años es similar a la apreciación de los últimos cuatro: no hay mayor cambio.
Pero frente al euro el dólar se fortalece 18%.
La situación es más drástica frente a los países vecinos. En relación a los precios de EE.UU., los precios en dólares de Colombia han caído 15%, los de Chile 18% y los de Brasil 19%. Los de Perú han subido 10%.
Dentro de estos nueve años, controlar la inflación no estuvo entre las prioridades de nuestro gobierno.
Hemos acumulado una inflación que supera en 25% a la de EE.UU. en el mismo período. Esto implica que, salvo Perú, en relación al cual nos habríamos encarecido solo 14% en el período, con los otros sudamericanos mencionados nuestros precios subieron entre 40 y 50%, e igual cosa con la zona del euro.
El encarecimiento del Ecuador en esos nueve años se debería la mitad a la fortaleza del dólar, y la otra mitad a la excesiva inflación ecuatoriana, inexcusable bajo dolarización.
Cómo resolver este problema es algo complejo y costoso. Pero se podría empezar con lo más sencillo. Eliminar el exceso de papeleo y controles que aumentan los costos administrativos.
En el caso de las exportaciones, cumplir con la ofrecida devolución de impuestos ‘drawback’.
Simultáneamente a la imposición de la salvaguardia, que genera más ingresos de las importaciones, se suspendió este apoyo a las exportaciones.
Fue poco oportuna la elevación del precio de los combustibles y las tarifas eléctricas al comercio e industria.
Bajar los precios internos es materia compleja. Para comenzar, las autoridades deberían apuntar a que no haya inflación, un primer paso en un largo proceso dirigido a recuperar la competitividad perdida.