“La guerra es una violenta maestra”, sentenció Tucídides hace dos mil quinientos años. Se refería a las atrocidades que espartanos y atenienses aprendieron a cometer durante la guerra que libraron en el mar Egeo y en los acantilados de las islas griegas y que aquel militar e historiador describió en su “Historia de la Guerra del Peloponeso”.
Prisioneros de guerra sufrieron muertes atroces, abandonados sin agua ni alimentos en hoyos profundos de los que era imposible escapar. Sus mujeres fueron violadas y sus hijos asesinados. Se quemaron cosechas y se sitiaron ciudades, causando hambruna y plagas. Se irrespetaron códigos de honor que ambos bandos tenían como sagrados. La guerra envolvió a ambos pueblos en una espiral de odio y revanchismo sin precedentes que terminó por minar su espíritu y destruir su civilización.
Esparta –que juró defender la libertad de todos los griegos– terminó ganando la guerra pero a un costo tan grande que años después cayó en manos de los persas y los macedonios. La democracia ateniense desapareció para siempre y con ella una cultura que había producido a personajes como Sócrates o Pericles.
Dos mil quinientos años después, la sentencia de Tucídides sigue vigente: la guerra saca lo peor del ser humano y lo debilita. Desde los ataques de septiembre 11 en Nueva York, las muertes violentas se han multiplicado no sólo en Medio Oriente sino también en Europa y EE.UU.
El fanatismo ha ganado más adeptos y ahora incluso la academia está justificando la violencia. (Por ejemplo, Alan Dershowitz, profesor de Harvard, ha hablado sobre la necesidad de regular la tortura y Michael Ignatieff, alumno de Isaiah Berlin y autor de “El honor del guerrero”, ha dicho que los excesos de la guerra son “males menores”).
El resurgimiento del racismo, del revanchismo social y de los nacionalismos en prácticamente todo el mundo son otra expresión de la espiral de violencia que se ha apoderado de oriente y occidente.
¿Cuánto más durará este conflicto? Espartanos y ateniense pelearon por casi 30 años. En esta nueva conflagración global ya hemos consumido 15 años de nuestras vidas y bien podría ser que pasen 15 años más hasta que esta guerra se resuelva.
Nassim Nicholas Taleb –un estadístico, trader y filósofo– ha caracterizado al terrorismo como “antifrágil”, es decir como un fenómeno que se fortalece cuando se le ataca y se le somete al caos y a la violencia.
Lo que único sí está claro desde hace más de dos milenios es que la guerra tal vez sea inevitable y a veces hasta imprescindible, pero que siempre va a ser una maestra que nos enseñará lecciones por la vía dura y que tal vez vayamos a pagar un precio demasiado alto por aprenderlas.
@GFMABest