Días atrás, intervenían -en una conversación social- afines y contradictores del Gobierno sobre el punto ¿por qué el Gobierno que controla el poder comunicacional, que multiplica las cadenas obligadas en televisión y radio en los horarios estelares, para replicar a los que lo contradicen y aun a los que simplemente tienen versiones o criterios que no son de su agrado, que domina un elevado número de medios de comunicación, sin dar espacio de réplica a los que se sienten agraviados por sus ataques, que sabe que la Superintendencia de Información y Comunicación, más que rápido actuará en coincidencia suya, para sancionar a los medios tachados desde el Gobierno, que sabe que nunca lo desagradarán los que están en los órganos de la Función Electoral, de un tiempo para acá evade ir a consulta popular?
¿Será solo porque el presidente Correa ha decidido no darle gusto a los que piden consulta popular, para la reforma constitucional que viabilice su reelección, en el caso más reciente de su rechazo a esa posibilidad?, se preguntaba.
Un partidario del Presidente repitió la versión oficial “si como consecuencia de la enmienda constitucional hay elecciones presidenciales y Correa es candidato y gana las elecciones, eso ya equivale a un plebiscito ratificatorio de todo lo que haya hecho, dicho o actuado el Presidente y su entorno. ¿Para qué el doble gasto: consulta popular primero y luego elecciones presidenciales?”.
Otro partidario del Presidente –y además funcionario gubernamental- le puso lógica a la reflexión: “Si el Presidente controla la Asamblea y la Corte Constitucional también está alineada en el mismo proyecto político, ¿para qué arriesgar en una consulta?”. Y continuó “después de la experiencia de la consulta de la intervención en la Función Judicial y otros temas, en que triunfó el Gobierno por “votos válidos”, pero sin mayoría absoluta de “sufragantes”, en varias preguntas, asimiló la experiencia de no arriesgarse”.
Para finalizar, señaló: “en una consulta, estará de un lado el Gobierno y del otro todos los opositores y contradictores que coincidirían en el “No”, aun cuando sea por diferentes motivos, en cambio en una elección habrán ofertas electorales, será difícil competir con el Gobierno en la fuerza comunicacional por su poder de medios, enlaces y cadenas, no se van a dar alianzas entre sectores que privilegian la ideología, con lo cual la opción de ganar la reelección del presidente Correa será muy superior a lo que sería en una consulta”.En la conversación, no faltó el que pareciera iluso ¿Por qué no una consulta popular desde la ciudadanía?
La respuesta de un partidario del presidente Correa fue “No habrá aceptación de firmas, cualquiera que sea su número, siempre habrá un argumento para rechazarlas”.
¿Qué piensa?, lector.