La semana pasada, la información oficial del INEC confirmó lo que se temía: la pobreza subió durante el 2015. Después de tantos años de bonanza es una vergüenza que eso haya ocurrido, aunque era medio obvio que iba a suceder. Ahora, veamos la bonanza, luego la vergüenza y, finalmente, lo obvio.
La bonanza que vivió el Ecuador entre 2007 y 2014 fue enorme. Solo para tener una idea, veamos el valor de la producción petrolera. Si se multiplica los barriles producidos cada año en el país por el respectivo precio de exportación se tiene el valor de la producción petrolera. Si se hace el mismo cálculo para muchos años y se lo ajusta por la inflación, resulta que en los ocho años entre 2007 y 2014, el valor acumulado de la riqueza petrolera que tuvo el Ecuador fue de 126 720 millones de dólares de 2014 (ajustados por inflación).
Para llegar a una cifra comparable habría que sumar el valor de la producción petrolera de los 28 años anteriores, porque el acumulado entre 1979 y 2006 fue de 126 978 millones (también dólares del 2014). O sea, al valor de petróleo producido en el país en 8 años fue equivalente al valor de lo producido en los 28 años anteriores. En otras palabras, hubo mucho, muchísimo dinero entre 2007 y 2014 (todavía no hay datos para ampliar el cálculo al 2015).
Vamos a la vergüenza, que es lo que deberíamos sentir los ecuatorianos si consideramos que después de tan inmenso boom (prohibido olvidar que estamos hablando de 8 contra 28 años), después de que hubo tantos recursos, no hayamos sido capaces de crear un mecanismo que impida que la pobreza suba con la primera caída del precio del petróleo.
Si bien el aumento de la pobreza en el 2015 no es un disparo, sí es significativo (casi un punto porcentual) y se da, exclusivamente, en el área rural, donde la pobreza es más alta y más dura.
¿Por qué, después de tan inusual y extraordinaria bonanza, derivada de un precio excepcional del petróleo y de una producción petrolera que casi se duplicó entre 2002 y 2005, por qué no fuimos capaces de tener algún tipo de fondo de ahorro que nos permita mantener la economía moviéndose luego de una caída del precio del crudo?
Porque aquí es donde viene lo obvio: desde el 2007 la economía ecuatoriana se volvió más y más adicta al petróleo pues, luego de la caída de la inversión privada desde el 2007, el único motor que impulsó el crecimiento económico fue el gasto público (que dependía del precio del petróleo y de la producción de crudo). Y cuando la economía no crece, la pobreza sube.
Lo obvio es que, con la primera caída del precio, la economía iba a desacelerarse. Lo obvio es que no hay un sustituto para la inversión privada y, si bien en el corto plazo el gasto público puede impulsar a la economía, a la larga es insostenible. Lo obvio es que dado que no ahorramos cuando lo hubiéramos podido hacer, la pobreza estaba condenada a subir en el 2015.