De las declaraciones presidenciales del sábado pasado, se deduce que posiblemente el estimado de crecimiento de la economía para 2014 se lo ubique en 5,1%, similar al estimado para 2012 y superior al 4% previsto para el presente año.
Eso coincide con declaraciones recientes de las autoridades económicas que estamos en la onda baja del ciclo económico y que es de esperar una recuperación en el segundo semestre de 2014.
Ojalá sea así como prevén las autoridades, aunque es difícil ver cuáles son los factores que permitan esta redinamización económica.
Algo que está tras el crecimiento del último sexenio es el elevadísimo nivel de inversión pública. Pero no parece probable que pueda apretarse más el acelerador por este lado.
El país vive una bonanza inmobiliaria, alimentada por el fuertísimo incremento de crédito del Biess en 2011. En 2012 y 2013 siguió creciendo pero ya no tan agresivamente, y es de esperar que en 2014 el crecimiento también sea discreto.
El consumo también ha crecido mucho, pero eso ha preocupado a las autoridades, que lo restringen tanto por el lado de la oferta de crédito como de la disponibilidad de artículos importados.
En cuanto al sector externo, se optimiza la producción de los viejos campos petroleros, pero no hay en marcha proyectos para incorporar nuevas reservas a la producción.
Las proyecciones oficiales de producción que acompañaron a la presentación de la pro forma de 2013, que no fue hace mucho, eran preocupantes, y están tras la decisión del Presidente de dar luz verde al ITT. Pero esto será para más adelante.
Las exportaciones privadas están en su mayor parte en problemas. Al inicio del segundo semestre, luego de la pérdida de la Atpdea, las ventas de flores acusan una reducción.
Los costos del banano ecuatoriano, al tener el exportador que pagar un precio mínimo al productor que no guarda necesariamente relación con el mercado internacional, lo está sacando del mercado, las preferencias europeas expiran en 2014.
Hay la expectativa que en 2014 el mundo comience a salir de la crisis que lo azota desde 2008. Los EE.UU. avanzan con pie firme, aunque sin mayor generación de empleo. Incluso España anuncia que técnicamente, ya no está en recesión.
Paradójicamente, no nos fue mal a los sudamericanos con la crisis internacional. Más bien, la recuperación liderada por los EE.UU. puede venir con el fortalecimiento del dólar, lo cual restaría competitividad a nuestras exportaciones.
Todo lo anterior no es que configure un escenario de crisis, de ninguna manera, pero tampoco es alentador como para pensar que se acelerará el crecimiento.
En los próximos, días el Ministerio de Finanzas enviará a la Asamblea la Pro forma 2014 con las previsiones económicas hasta 2017. Ahí podremos ver en qué se basa tanto optimismo.