Representantes de 195 países de todo el planeta, entre ellos numerosos jefes de Estado, están reunidos en París para cerrar un primer acuerdo global que permita frenar el cambio climático.
Esto está relacionado directamente con el aumento desproporcionado de las emisiones de dióxido de carbono, que generan principalmente la industria y los vehículos que usan combustibles fósiles.
Estas emisiones producen lo que se conoce como “efecto invernadero”. Esto no es más que la acumulación en la atmósfera de estos gases, los cuales impiden que las radiaciones infrarrojas que emite el planeta al calentarse salgan al espacio. Aunque estos gases siempre han estado presentes en la atmósfera, el problema es que el incremento desproporcionado de estas emisiones ha hecho que la temperatura del planeta aumente considerablemente.
Según la Organización Mundial de Meteorología (OMM), la concentración de CO2 en la atmósfera alcanzó en el 2014 las 397,7 parte por millón (ppm). Antes de la Revolución Industrial era de 278 ppm.
Si el mundo sigue a este ritmo, es decir, sin tomar medidas concretas para reducir las emisiones de CO2, la temperatura media global subirá para el año 2100 a cerca de 3,7 y 4,8 grados. Esto sería devastador ya que habría un aumento importante del nivel de los mares, así como el derretimiento de los glaciares, las sequías extremas, inundaciones y ciclones.
De ahí la necesidad de firmar un primer acuerdo global sobre el cambio climático. Es importante mencionar que esta Cumbre de París no es algo inédito, sino que se sustenta en la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el cambio climático (Cmnucc) que data de 1992 y en el Protocolo de Kioto de 1997. El problema que ha existido en torno al cambio climático es que la Cmnucc no fijaba medidas concretas y, en cambio, el Protocolo de Kioto estableció metas claras pero prácticamente pocos países lo acogieron.
Lo que se busca ahora en París es sustituir el Protocolo de Kioto por un acuerdo global en el cual los 195 países presentes acuerden trabajar para una reducción significativa de las emisiones, teniendo como objetivo que la temperatura global no supere los 2 grados.
Para no repetir la experiencia de Kioto, se ha optado que cada país se fije voluntariamente compromisos para la reducción de emisiones.
Durante los primeros días de la Cumbre de París, Estados Unidos, China y Rusia se han mostrado abiertos a reducir sus emisiones. No obstante, hay que tomar en cuenta que todo esto pasa por un análisis de costos y beneficios. De ahí que las discusiones no deban quedarse solamente en una reducción de las emisiones sino en alternativas viables y rentables de sustitución de los combustibles fósiles por energías limpias. Esperemos que esta Cumbre sea positiva y traiga consigo compromisos de los países, sobre todo de las grandes potencias.