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El 2015 fue un año difícil para el Ecuador. La caída de los precios internacionales del petróleo y los errores cometidos para gestionar esta adversidad fueron los factores que más afectaron al desempeño de la economía como tal.
Aunque el Gobierno tuvo que tomar “medidas parche”, como la eliminación del subsidio a la seguridad social, el recorte tardío en el presupuesto de cerca de USD 2 220 millones y el incremento del nivel de endeudamiento, estas fueron insuficientes. Persiste un serio problema de financiamiento del sector público, la contracción de la economía, el incremento en este año del déficit de la balanza comercial (el cual llegó a octubre a USD -1 886 millones, pese a que se aplicaron salvaguardias a las importaciones) y la pérdida de competitividad de la producción nacional.
En este escenario negativo, el Gobierno -en lugar de emitir señales positivas para promover la inversión del sector privado, mantener el empleo y evitar que la economía se contraiga aún más- envió mensajes difusos y contradictorios. No me refiero al proyecto de Alianzas Público-Privadas, que posiblemente tenga muy poco efecto, sino al proyecto de leyes de Herencias y de Plusvalía enviado a mediados de año a la Asamblea y que parece volverá a ser tratado el próximo año. Este último no solo generó mayor incertidumbre, sino que fue uno de los factores claves para la salida de capitales del sistema financiero del país.
No es como ha señalado hace pocos días el superintendente de Bancos, Christian Cruz, que la caída del precio del petróleo ha hecho que ingresen menos capitales al Ecuador y eso haya afectado a la liquidez del sector financiero. Es la desacertada política económica, basada fundamentalmente en ver cómo cubrir el hueco fiscal sin visualizar los efectos que eso puede tener en la economía, las que también han agudizado la situación.
Aunque la banca se mantiene sólida y solvente, los depósitos en este año se redujeron de USD 25 968 millones (Dic. 2014) a USD
22 273 millones (Nov. 2015). Son USD 3 695 millones que representan una reducción del 14% en los depósitos de los bancos. Esto preocupa porque implica una reducción en la colocación de créditos, elemento clave para dinamizar la construcción, el comercio y la producción en general.
Aunque es cierto que otro de los factores que impactaron en la economía fue apreciación del dólar frente a otras monedas, esto impactó de distinto modo a los diferentes sectores de la economía. La crisis que vive actualmente el sector de la construcción no se debe a la apreciación del dólar sino a otros factores.
De igual modo, con dólar caro el Ecuador tendrá en el 2015 un récord de producción y exportación de banano. Por ello, el problema es otro. El país sigue dependiendo de un modelo rentista, basado en la exportación de bienes primarios. Muy poco se ha avanzado en el cambio de la matriz productiva en función de aspectos claves como la innovación, productividad y competitividad. Un gran desafío para el 2016.