Este país es el único del mundo que no nos compra los camarones que el Ecuador vende a todos los demás países del mundo cumpliendo con todas las exigencias zoosanitarias. Similar problema tuvimos durante décadas para venderle banano no obstante que Brasil es uno de los mayores productores del mundo. Es que el proteccionismo de Brasil en favor de sus productores es excesivo y por eso es uno de los miembros de la Organización Mundial de Comercio –OMC- que más litigios enfrenta.
En el contexto de las relaciones con el Ecuador también influyen factores geográficos e históricos. Los primeros porque la población brasileña se ha asentado en el litoral muy distante de los países andinos, de los cuales vive separada por las inmensas Amazonia y Cordillera de los Andes, obstáculos enormes que determinan una gran desconexión entre sus respectivos pobladores. En lo histórico este país-continente siempre dio las espaldas a las repúblicas andinas incluso porque solo dejó de ser imperio a partir de 1891, cuando fundó la primera república.
Entonces, si hay desconocimiento mutuo no puede haber comprensión ni aproximación económica, política o cultural. Tanto es así que los brasileños no aprenden español sino inglés y los andinos no aprendemos portugués y no vemos la televisión brasileña como a la mexicana y argentina. Vivimos de espaldas, porque no nos conocemos.
Sin embargo empresas brasileñas constructoras han hecho obras grandes con el apoyo financiero de su Banco de Desarrollo, pero desgraciadamente recurriendo a sobornos y sobreprecios de empresas privadas carentes de ética que han pervertido la ética pública de muchos países de la región, lo que hará muy difícil que en el futuro se soslaye este comportamiento y se logre una voluntad política para ser socios cordiales aunque lejanos.
Bien que no ha marchado el proyecto de transporte multimodal Manta- Manaos porque solo iba a servir para imponer directamente una relación asimétrica por el enorme peso específico de Brasil frente al Ecuador. Un país con semejante egoísmo comercial no puede cultivar una interrelación positiva, más aun cuando Brasil vende en promedio USD 800 millones anuales y nos compra solo un promedio de USD 130 millones. La asimetría productiva es tan grande que solo vendemos bienes primarios como petróleo, atún, confites, maderas y aceites, mientras Brasil nos vende teléfonos celulares, automotores, medicamentos, polietileno y otros bienes manufacturados que en los últimos 5 años sumaron USD 4.000.
Si se impide deslealmente el comercio de camarones cabe una demanda ante la OMC y una denuncia permanente ante el mundo, como ya hizo Ecuador frente a Estados Unidos en la década de los setenta, cuando este país nos discriminó por haber ingresado a la Organización de Países Exportadores de Petróleo OPEP.