Los Objetivos del Desarrollo Sostenible, ODS por sus siglas, promovidos por las Naciones Unidas, trata de liderar la agenda global de gobiernos, organizaciones sociales, científicas y empresariales, e influenciar decisiones y acciones para la sostenibilidad del planeta. La cooperación multisectorial es fundamental ya que los gobiernos son insuficientes; y, además de la crisis del clima, se trata de resolver también la pobreza, la producción de alimentos, la disponibilidad de agua, la energía, desigualdad, discriminación, educación, entre otros.
A través de 17 objetivos, y 169 indicadores de medición, se enfrentan las más importantes presiones sociales, económicas y ambientales para lograr resultados hasta el año 2030. Pero los impulsos a la acción requieren mejores argumentos persuasivos.
La invitación a las empresas ha tenido foco en el temor y el riesgo, como un asunto ético ante las generaciones futuras. Este ha sido el enfoque sobre todo con el tema de cambio climático. Válido, pero es necesaria otra visión.
El Consejo Mundial Empresarial para el Desarrollo Sostenible, la organización global más importante del mundo corporativo, ha promovido el tema a través de dos perspectivas complementarias: las implicancias, y las oportunidades.
Hay tres tipos de implicancias a tomar conciencia:
-No hacer nada es más costoso que hacer mucho. Ignorar el proceso y dejarlo hacerse grande solo provocaría asumir un riesgo regulatorio mucho mas fuerte cuando las cosas sean más graves, además del enorme efecto reputacional ante la sociedad.
-Adoptar los ODS exige una evolución positiva de los esquemas de gobernabilidad, no solo de países, sino de las propias empresas, mejorando su transparencia e ingresando información de tendencias y expectativas que apoya a las organizaciones a tomar mejores decisiones.
-Los ODS no pueden ser logrados solo con los gobiernos, pero tampoco con algunas organizaciones sensibles, o unos pocos innovadores que incluso pueden estar cambiando sus industrias.
Se requiere un efecto bola de nieve, que forme una revolución en grandes, medianas y pequeñas empresas, en sus modelos de negocios o cadenas de abastecimiento, en beneficio propio y del planeta.
Un buen catalizador para lo anterior son los estudios recopilados por instituciones de gran prestigio que determinan la existencia de oportunidades en nuevos negocios y mercados de 12 Trillones de dólares anuales y 400 millones de nuevos empleos medidos al 2030.
Los sectores más fértiles para estas oportunidades van desde alimentación y agricultura, rediseño de ciudades, movilidad urbana, energía, agua, nuevos materiales, servicios financieros, hasta salud y bienestar.
Pasar de la conciencia de riesgo a la oportunidad puede hacer una diferencia en lograr mejores resultados.