La revista Sputnik de Moscú en la época de la Perestroika de Mijail Gorbachov, abrió sus páginas a mediados de los años 80 del siglo XX para situar criterios contrarios al pensamiento marxista instalado en 1917. Reprodujo un artículo de1924 del checo Karel Capek (1890-1938): “¿Por qué no soy comunista?” Afirma que quienes propusieron ese pronunciamiento no exigían que polemizara con esa ideología, sino que se justificara ante su conciencia. Así lo hizo: “Si lo fuera me sentiría mucho mejor. Viviría convencido de que participo en corregir enérgicamente el mundo, seguro de que estoy de parte de los pobres y contra los ricos, de parte de los hambrientos y contra los peces gordos, sabría con exactitud qué y con qué motivo debo pensar, que debo odiar y que desdeñar. En vez de ello me siento como un hombre desnudo en los zarzales, con las manos vacías, no amparado en ninguna doctrina”.
“Vi una miseria tan desmedida que todo alrededor me daba asco. Ningún partido levanta en su escudo esta miseria humana. La burguesía, que no puede o no quiere ayudar en eso, me es ajena; pero también me es ajeno el comunismo que en vez de ayuda propone una bandera revolucionaria. El objetivo que tiene es gobernar y no salvar, en su bandera está la consigna del poder y no la de la ayuda. Los hambrientos no quieren gobernar sino hartarse. No puedo ser comunista porque el comunista no conoce la moral de ayuda y compasión a los sufridos; porque predica la liquidación del orden social y no de aquel terrible desorden que es la miseria. Si él se conforma con ayudar a los infelices, lo hace bajo una condición; primero conquistaremos el poder y luego (tal vez) nos ocuparemos también de ustedes. Respetaría profundamente a los comunistas si se dirigieran al obrero y le dijeran honestamente: *Te necesito para esto y esto, pero no te prometo nada; te necesitaré como unidad, como material, igual que lo fuiste en la fábrica; tú callarás y obedecerás igual que ahora; no te puedo garantizar que te sentirás mejor o peor; el nuevo orden no será para ti ni más generoso ni más benévolo, sino que será más justo*. Parece que al comunismo le es inherente la falta de fe en el humanismo de la mayoría de los seres humanos. Al proletariado no le está permitido dedicarse a algo, tranquilamente y con placer, lo privan de la alegría de vivir… la cultura proletaria no existe, por más ingeniosos programas estéticos que se le inventen..se abre paso rechazando infundadamente, como basura innecesaria, todo lo que suelen llamar cultura burguesa”.
Qué clarividencia del escritor. Se confirmaron sus asertos, 7 países europeos se sovietizaron- y en 1989 fracasó el marxismo. Rusia y China gozan del capitalismo bajo la rigidez del partido único y exhiben a los hombres más ricos del mundo, mientras Corea del Norte y Cuba siguen empobrecidos.