Alberto Acosta, Betty Amores, Gustavo Vega y Gustavo Darquea, junto a otras figuras que participaron activamente en la Asamblea Constituyente, han formado una nueva agrupación que va por el No en las próximas elecciones de mayo. Su nombre es Montecristi vive.
En uno de sus comunicados sostienen que “algunos planteamientos del referéndum y de la consulta popular pueden implicar más autoritarismo, más concentración de poder, sobre todo si se reduce la independencia y la autonomía de la función judicial. El Estado constitucional de derechos sólo se consolida con el tiempo, avanzando paso a paso, en procesos incluyentes, respetando sus principios fundacionales. Las consultas populares y los referendos deben representar la culminación de procesos democráticos y servir, cuando sea del caso, para perfeccionar realmente la Constitución, no para restringir derechos o invadir funciones”.
Es positivo para el Ecuador que existan este tipo de posiciones que se enmarcan en la defensa del proceso iniciado en Montecristi, no obstante, el tema central debería ser defender claramente los principios democráticos y los derechos fundamentales.
No todas las constituciones son en sí democráticas. En América Latina y en el mundo hay ejemplos de Estados totalitarios y dictatoriales que se ajustan a las “leyes”. Estas han sido acomodadas a los intereses de élites corruptas que se han encaramado en el poder para usufructuar del mismo. Existen Estados con constituciones avanzadas en muchos aspectos pero gobiernos que esquivan las normas y actúan de manera ilegal y arbitraria. La calificación de las preguntas por parte de la Corte Constitucional es un claro ejemplo. Los ecuatorianos van a pronunciarse sobre unas preguntas que son inconstitucionales.
Aunque reconozco la valía de la Constitución de Montecristi en términos de derechos, debo decir que, fruto de este proceso, se han aprobado parcialmente nuevas leyes e inauguraron un nuevo orden legal que les ha permitido nombrar y controlar a las autoridades de los principales poderes. El régimen autoritario de Correa se inauguró con los plenos poderes de la Asamblea de Montecristi y el posterior nombramiento a dedo de Fiscal, Procurador, Corte Constitucional, función electoral, miembros del quinto poder, del Consejo de la Judicatura. O sea, “meter la mano en la justicia” -sueño de todo gran dictador- es lo único que le falta a Correa. De eso uds. son culpables.
Por esta razón, señor Acosta, no debería ser tan ambiguo, poco claro y titubeante. Todos sabemos cual es el No de César Montúfar o de Gustavo Larrea. Es el momento no de defender un proceso fallido. Es momento de defender la democracia, la libertad.