El 21 de agosto de 1940 fue asesinado en México León Trotsky, uno de los más destacados revolucionarios rusos, que junto a Lenin dirigieron el proceso de Octubre de 1917, que dio paso a la mayor utopía de redención humana de inicios del siglo XX.
Una de narraciones más interesantes sobre la violenta muerte del dirigente bolchevique es la redactada por Leonardo Padura, escritor cubano, que publicó el 2009 una estupenda novela titulada ‘El hombre que amaba los perros’, la que es un éxito editorial en el mundo.
La novela, que combina la ficción con una rigurosa investigación histórica, a través de tres personajes penetra en varios momentos y espacios históricos: la Unión Soviética estalinista, la España republicana y Europa de los años treinta y Cuba de fines del siglo XX, para desnudar y explicar la macabra lógica de
un aparato autoritario, el estalinismo, que sometía al dogma revolucionario, sea a través del terror o del asesinato, a los miles y millones de contradictores y disidentes, uno de ellos, tal vez el más peligroso para el poder, León Trotsky.
A continuación, unos párrafos de este fascinante relato de más de 700 páginas: “Algo demasiado maligno y repelente tenía que haberse desatado en la sociedad soviética si sus más fervientes cantores comenzaban a dispararse balazos en el corazón, asqueados ante la náusea que les provocaba la mierda petrificada de su presente”…“El silencio de Maiakovski presagiaba otros silencios tanto o más dolorosos que, con toda seguridad se sucederían en el futuro: la intolerancia política que invadía a la sociedad no descansaría hasta asfixiarla”.
La novela dice que luego de la muerte de Lenin, los miembros históricos del Comité Central fueron sometidos a la voluntad del nuevo jefe, José Stalin. Cuenta que se les vació el alma con el terror al exilio, el encarcelamiento o la muerte, no solo de ellos sino de sus familias: “esos hombres que vivirían con miedo a decir una sola palabra en voz alta, a tener una opinión, y se verían obligados a reptar, volteando la cabeza para vigilar su sombra.” … “El Partido siempre tiene la razón…si no lo entiendes, no importa, tienes que obedecer”.
Según Trotsky, citado por Padura: “La vieja generación con la que emprendimos el camino de la revolución ha sido barrida del escenario. Lo que las deportaciones y las cárceles zaristas, lo que las privaciones del exilio, la guerra y las enfermedades no hicieron, lo ha logrado Stalin”.
Trotsky no reptó, por lo que el poder liquidó a sus hijos y de manera implacable le persiguió por muchas parte del mundo, cazándolo en México, a través de un fanático que creía cumplir con la “sagrada” misión de defender la causa.
Según Padura, esta novela es la descripción de cómo y por qué se pervirtió la utopía. Es una conmovedora invitación a la reflexión.