A mediados del 2013 finalizó la quinta y última temporada de la serie de televisión ‘Breaking Bad’, una de las más exitosas y elogiadas de todos los tiempos. Catalogada como una serie de culto, cautivó una millonaria audiencia con la historia del profesor de química Walter White que, tras recibir la noticia de que sufría un cáncer terminal, decidió involucrarse en la lucrativa y riesgosa actividad de producción y comercialización de la metanfetamina más pura que se conocía en el mercado.
El alcance y la penetración que ha tenido ‘Breaking Bad’ en la vida cotidiana de los Estados Unidos (incluso con aspectos positivos como el aumento del turismo en la ciudad de Albuquerque, Estado de Nuevo México), se comprende con los testimonios recientes de agentes de la DEA que han descubierto, en el sur de los Estados Unidos y en el norte de México, una red de narcotraficantes que vende la famosa metanfetamina azul de Walter White. El problema más grave de esta droga, que ya tiene a su cargo algunas víctimas mortales, es que su magnético color azul se consigue con poderosos colorantes químicos que la hacen mucho más dañina que la metanfetamina corriente.
‘Breaking Bad’ conquistó a millones de personas en todo el mundo gracias a la originalidad del guión creado por el genial Vince Gilligan, a la potencia y excelente actuación de los actores y a la calidad de su producción. Sin embargo, los “adictos” y nostálgicos de ‘Breaking Bad’, coinciden además de estos aspectos relevantes en que la serie los atrapó también por la violenta veracidad de sus escenas. De hecho, quienes han visto la serie no podrán olvidar en mucho tiempo imágenes como la de la mujer adicta que, en la desesperación por consumir otra dosis de metanfetamina, asesina a su esposo de forma brutal en presencia de su hijo pequeño, o la de la angustiosa muerte de Jane, asfixiada con su vómito en un vuelo eterno ju nto a Jesse, otro personaje memorable.
Así de dura es ‘Breaking Bad’, así de brutal y tormentosa, tal como debe ser la vida diaria de los adictos y sus familias, porque en el fondo de la historia, por sobre todo lo demás, quedan retratadas las víctimas de las llamadas “drogas duras”, seres frágiles que por distintas circunstancias son arrastrados hacia las tinieblas más profundas, todo a cambio de experimentar por unos segundos eso que Charles Baudelarie denominó Los Paraísos Artificiales.
‘Breaking Bad’ ya es historia y la vida sigue adelante con una sociedad de apariencia moralista empecinada en proteger a las mafias y en tratar como delincuentes a las víctimas. Despenalizar las drogas sería la mejor forma de acabar con los turbios negocios de la droga, pero sobre todo sería la mejor forma de abrir puertas allí donde los enfermos por adicción solo encuentran paredes.