Más rápido cae el mentiroso que el ladrón, reza un axioma. El déspota de Bélgica tiene ahora que enfrentar el juicio penal por el plagio en Colombia de un ex colaborador suyo. Por criticarle y señalarle las arbitrariedades cometidas en el ejercicio del poder le persiguió, le trajeron del vecino país en donde se refugiara, le procesaron judicialmente, le sentenciaron y le encarcelaron. Se trata recién del primer proceso en su contra frente a tantos atropellos y abusos de poder durante los diez años del gobierno anterior.
Nunca se imaginaron algunos correístas que vendrían investigaciones independientes y se descubrirían tantos actos de corrupción que cometieron. El caso Odebrecht fue el primero, quizás el más pequeño, y en él fueron sentenciados por asociación ilícita para delinquir, como se argumentara en el proceso, el ex vicepresidente de la República, su tío y otros altos funcionarios de la revolución ciudadana, protegidos por el contralor fugado y también condenado, y a quienes hay que cobrarles los millones que deben devolver como reparación por los daños irrogados.
Despreciaron con soberbia porque estaban seguros que les iban a tapar en este régimen. Seguían hablando tanta mentira con solvencia, pero no hay crimen perfecto y hoy los hechos les descubren de cuerpo entero. Sale el Fiscal General que fuera asesor del ex mandatario y se abren posibilidades de indagaciones reales, una justicia independiente, y comienza el país a enterarse de los abusos que estuvieron ocultos.
En el proceso que se indaga por el caso Balda, los mismos cercanos colaboradores del autoritario, que él escogiera y nombrara (el caso del máximo jefe de Inteligencia) se encargan de derrumbarle, echarle abajo sus mentiras y evidenciar sus contradicciones. Basta leer lo que consta en el proceso. En el testimonio inicial que diera desde Bélgica niega todo, desconoce a sus colaboradores, se lava las manos, pero cuando declaran ellos le desarman sus argumentos y queda todo al descubierto. Por eso se establecen serios indicios de crimen de Estado y la evidencia de haber encontrado varios elementos de convicción que se consideran suficientes para vincular al abusador del poder.
A diferencia de lo que ellos hicieron, atropellaron procedimientos, criminalizaron la protesta, violaron los derechos de las personas, metieron mano en la justicia, sacaron y pusieron a todas las autoridades de control, hoy hay que exigir que exista el debido proceso y el derecho a la defensa de todos los involucrados, a la cabeza quien sembrara odio, venganza, división y polarización de posiciones hasta en las familias. Aunque niegue los hechos con audacia y se declare perseguido político pese a las pruebas testimoniales y documentales, hoy tiene que responder por los abusos cometidos.