El Gobierno arrancó el 2017 contratando nueva deuda por USD 1 000 millones al 9,12% de interés, lo cual es costoso considerando que países de riesgo similar están pagando menos.
Esa emisión se sumó a otras tres por 2 750 millones realizadas en julio, septiembre y diciembre del 2016, con tasas que oscilaron entre el 10,75% y 9,65%, también caras.
La emisión de deuda continuará, ya que el Gobierno necesitará de nuevos recursos para cubrir sus obligaciones en los próximos meses. De hecho ha proyectado que este año necesitará unos USD 5 300 millones, aunque no se puede confiar mucho en las proyecciones oficiales. Al inicio del año pasado anunció que necesitaría USD 6 600 millones pero al finalizar el año el monto se disparó a 13 600 millones. El margen de error superó el 100% y eso no habla bien de los cálculos oficiales.
Si el escenario se presenta similar para este año, es válido considerar acudir al Fondo Monetario Internacional (FMI), pues eso permitiría conseguir varios objetivos: menores tasas de interés y plazos más largos para pagar la deuda.
Además, un acuerdo con el FMI abre las puertas para desembolsos de otros organismos internacionales de crédito, lo cual puede bajar el riesgo del país para futuras colocaciones de bonos.
Dentro del Gobierno hay funcionarios que descartan un acuerdo con el FMI, pues implicaría firmar cartas de intención y significaría un paquetazo como en la década de los 80.
Lo más cercano a una carta de intención son las diez recomendaciones que hizo el FMI a las autoridades del Gobierno el año pasado, de las cuales unas siete ya se han aplicado total o parcialmente. Por ejemplo, el Régimen focalizó subsidios, aumentó impuestos, puso a la venta varios activos estatales, prácticamente congeló salarios y no solo eliminó las restricciones a las importaciones sino que firmó un TLC con la Unión Europea. Si ya ha cumplido con la receta del FMI al menos pudiera aprovecharlo para conseguir crédito barato.