Queda poco tiempo, la realidad se nos viene encima. Ante la dureza, la tristeza de ver nuestro país convertido en un campo de desastre donde no hay principios, no se conoce la palabra lealtad y el ejemplo es vergonzoso para nuestra juventud, sólo nos queda retarnos. Auto declarados políticos, candidatos, ¿se atreven a aceptar el reto más grande?¿Se atreven a dejar su ambición política por su país? ¿Se atreven a servir al pueblo honestamente? La pregunta quedará en el aire quizá, las acciones, sean una respuesta. ¿El reto? ¡Juguemos a ser un equipo en el campeonato por Ecuador anti corrupción!
Como los grandes del fútbol. Sí, donde cada jugador hace una labor clave de acuerdo a sus habilidades específicas, coordinadamente, frialdad calculada, exactitud en sus movidas, entrega sincera e inmensa pasión. Se apoyan entre ellos, no se disminuyen los unos a los otros con insultos y mentiras, ya suficiente hemos escuchado.
Si jugásemos como equipo, los políticos, se desvestirían de su ego, de su vanidad y yo grandioso, creyéndose, todos, presidenciables, imaginando su foto y nombre impresos en un papel. Permitan un capitán, uno sólo, no muchos desesperados por serlo. El resto, tomando en cuenta sus especiales cualidades, capacidades, experiencia y preparación, escucharían un solo silbato, se acatarían a la bandera de partida, todos bajo el mismo pasión. Nadie podría patear el balón antes de iniciar el partido. El resto jugarían al unísono alrededor de ese, escogido sobriamente. Uno capaz de ser mandatario, de cumplir el mandato del pueblo y no, de sus propias y mezquinas ambiciones.
Creo yo, en la experiencia y la juventud juntos fuertes para fiscalizar desde el mandato. La mujer sabia, se pondría al servicio del pueblo, entendiendo su valía y, seguida por hombres y mujeres con título, serios, una lista invencible, ser carita conocida no basta para llenar los curules pro respeto de la Constitución. Hay personas honestas y valiosas para ocupar los indispensables espacios, educación, salud. Anulemos, juntos, el Ministerio de la Felicidad, porque, el pueblo, ya la viviría.
Vivamos la unidad, no sólo un grupo de letras lanzadas al azar para confundir al pueblo, como si el partido estuviera comprado. Convertidos en servidores del pueblo, se unirían bajo una sola bandera y presentarían una lista, poderosa, para ganar a la corrupción.
Vamos por más, en equipo. Más Ecuador, más transparencia, honestidad, educación, más por los discapacitados, hasta, más carreteras, con políticos que sirvan al país. No más inagotable ambición por poder, no más dinero desperdiciado, no más impunidad, no más abuso, no más maltrato, no más corrupción. Que de estos diez años salga el aprendizaje para hacer buen uso de nuestro voto en las elecciones. ¡No a diez años perdidos ni falsa revolución!
Vamos juntos por Ecuador. ¿Se atreven? ¿Aceptan el reto?