Luego de los comicios del fin de semana en Chile en los que, como presagiaban las encuestas, las dos candidatas finalistas tendrán que medirse en una definición cuyos resultados aparentemente se inclinan en favor de la expresidenta Bachelet, nada parece alterar el escenario político de la Región en el que se aprecia un declive de la pertinaz influencia que desató el denominado socialismo del siglo XXI, con el fallecido coronel Chávez a la cabeza. Si bien la coalición que apoya a la señora Bachelet tiene en sus filas nuevos actores que saltaron a la luz pública por los reclamos al actual Gobierno, hecho que pone en evidencia que la política de las organizaciones de izquierda continúa en las calles y en el activismo desestabilizador cuando no logran imponer sus tesis con votos, particular manera de entender la democracia, no cabe esperar profundas modificaciones a lo que fue su mandato anterior cuando, en lo principal, mantuvo casi sin alteraciones el modelo que ha colocado a Chile en vías de convertirse, a mediano plazo, en un país con estándares parecidos a los del primer mundo. Casi nada hace pensar que el nuevo Gobierno chileno defienda la política que impulsa el Gobierno venezolano El próximo domingo también se celebran elecciones en Honduras, en las que aparece con posibilidades de triunfo la esposa del exmandatario Zelaya, separado del Gobierno por un golpe de Estado al puro estilo latinoamericano. Sin embargo, la influencia que en la región pudiera tener un Gobierno cuyos actores en el pasado mostraron acercamientos al régimen chavista, vista la importante ayuda económica que recibieron de ese Gobierno, es poco relevante.
Una importante actora política de la Región, la presidenta Cristina Fernández, muy cercana de estos gobiernos neopopulistas, acaba de recibir el rechazo de cerca del 70% de la población, lo que en los hechos ha archivado sus aspiraciones de modificar la Constitución para presentarse por segunda ocasión a la reelección, hace que esas tesis en el futuro cercano pierdan una importante aliada, pues así el nuevo Mandatario o Mandataria resultase electo dentro de dos años con el apoyo del kirchnerismo, no se verá una política tan vehemente en favor de esos postulados.
De a poco el desencanto con esos cantos de sirena invade a la población latinoamericana, al constatar el resultado desastroso de las políticas implementadas. Seguramente eso habrá hecho reflexionar a algunos mandatarios de la Región que insistir en el trayecto marcado por el chavismo es una necedad peligrosa, por lo que se perciben ciertas actitudes de cambio aun cuando todavía lucen contradictorias. Corregir y enmendar siempre es posible. Evaluar el camino recorrido, valorar lo alcanzado, mirar y aprender de los errores ajenos para trazar una ruta propia que aporte a la cohesión más no a la fractura de la sociedad, resulta ineludible e impostergable.