Tharanga Yakupitiyage
IPS
Los gobernantes de las mayores potencias del mundo deben redoblar esfuerzos y tomar medidas contra el hambre y evitar que la hambruna actual y las consiguientes muertes alcancen niveles más catastróficos, reclama la organización humanitaria Oxfam.
Antes de la 43 cumbre del Grupo de los Siete (G7) países más poderosos, Oxfam urgió a los gobernantes a atender con urgencia el hambre sin precedentes que actualmente soportan cuatro países.
El G7, integrado por Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Italia y Japón, se reunieron en la ciudad siciliana de Taormina, en Italia.
“El fracaso político generó estas crisis y se necesita liderazgo político para resolverlas. Los gobernantes más poderosos del mundo deben actuar ahora para prevenir que ocurra una catástrofe bajo su mandato”, reclamó la directora ejecutiva de Oxfam, Winnie Byanyima. “Si los gobernantes del G7 viajaran a alguno de esos países, verían con sus propios ojos que la vida se vuelve imposible para muchas personas, muchas de las cuales, incluso, ya agonizan a causa de enfermedades y del hambre extrema”, prosiguió.
En el noreste de Nigeria, Somalia, Sudán de Sur y Yemen, unas 30 millones de personas sufren una severa inseguridad alimentaria. Entre ellas, hay 10 millones que viven en condiciones de emergencia y pasan hambre, un número mayor que la población de Londres, capital de Gran Bretaña, uno de los miembros del G7.
Con el conflicto, que se instaló hace tres años, se declaró el hambre en dos condados de Sudán del Sur, y hay un tercero en riesgo si no le llega asistencia alimentaria.
En Somalia, el conflicto y la prolongada sequía, probablemente exacerbada por el cambio climático, dejaron a siete millones de personas necesitadas de asistencia humanitaria. Además, la falta de agua contribuyó a los brotes de cólera y obligó a muchas personas a abandonar sus hogares, quedando desplazadas.
Byanyima arremetió contra la hipocresía de un “mundo de abundancia” con cuatro hambrunas. Y la crisis generalizada no se limita a las fronteras de esos cuatro países.
Según la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), casi dos millones de sursudaneses huyeron a los países vecinos, principalmente Uganda, Etiopía y Kenia, generándose la crisis de refugiados de más rápida expansión.
Y debido al flujo de refugiados sursudaneses, el campamento de Bidi Bidi, en Uganda, es actualmente el más grande del mundo, exigiendo al máximo a los servicios locales. Escapando del hambre y del conflicto, numerosos nigerianos se refugiaron en la región del lago Chad, compartido por Camerún, Chad y Níger, y donde no escapan a la gran inseguridad alimentaria y a los brotes de enfermedades.
Entre los países invitados a la cumbre del G7 se encuentran representantes de naciones con crisis como Etiopía, Kenia y Nigeria.