Una vez le preguntaron a Confucio si, en caso de ser gobierno, cuál sería su primera reforma. Y respondió, sin ninguna duda, que sería la del lenguaje. La política es, en el fondo, un asunto discursivo. El lenguaje que se aplique en ella dará las señales de lo que somos y lo que queremos ser. Hacia ese ‘querer ser’ se construya un camino del que pocos probablemente adviertan cuál y cómo será su punto de llegada y que, para colmo, no dejará vía de escapatoria alguna.
El Gobierno se ha referido a alguna coyuntura como “la madre de todas las batallas”. Lo ha dicho sobre la comunicación, los medios y las redes sociales. Ahora, lo dice al respecto de las enmiendas. Pero lo que encierra es que cualquier cosa que haga y que afecte el interés de alguna clase, colectivo o individuo -que por cierto tiene el derecho a defenderlo- será al fin de cuentas una conflictividad de la que pocos podrán decir cuál será el saldo.
El señor Presidente recientemente tuiteó sobre una periodista húngara que puso el pie a una menor que huía de la tragedia siria. Y todo periodista se horroriza ante ello porque ni siquiera tuvo el valor de enfrentar al poder, sino al desposeído. Pero Correa repitió algo que agota por trillado en su discurso: “Acá hubiera sido ‘atentado a la libertad de expresión’ y la periodista una ‘perseguida política’”.
La verdad es que resulta agraviante una afirmación así. Bajo esta lógica y en medio de esta batalla madre, para el Presidente los periodistas son capaces de atentar contra la vida misma de las personas. Y no lo son -no lo somos-. Un periodista no tiene agenda contra el Gobierno, contra el Presidente, contra el Alcalde. El periodista busca llegar a la mejor versión posible de la verdad.
Y si de eso se trata la maternidad de estas batallas, es preferible ese chiste del tiempo de la Unión Soviética: Leonid Brézhnev le preguntó al niño de una escuela quién era su padre. “El camarada secretario del Partido Comunista”. ¿Y quién es tu madre? “La poderosa e invencible Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas”. ¿Y qué quieres ser de grande? “Huérfano”.