Izquierdas y derechas

Columnista invitado

No titulamos este artículo en singular, porque dentro de las izquierdas y derechas se agrupan diversas tendencias, que van desde la moderación responsable hasta la radicalidad extrema. Estas denominaciones se originaron en la ubicación que tenían en la Asamblea Nacional los representantes del pueblo durante la Revolución Francesa: los reformistas radicales se sentaban a la izquierda y, a la derecha, los moderados.

La tendencia de izquierda se identifica, en general, con el anhelo humano de trasformar la sociedad para que existan mayor justicia y libertad para todos. La tendencia de derecha también busca justicia y libertad, y no se opone a las transformaciones sociales y económicas, sino que cree que estas deben realizarse con cordura para que no fracasen.

La izquierda, con su apertura a las transformaciones, ha impulsado el progreso humano, y la derecha, con su prudencia y culto a los valores y principios del pasado, ha morigerado y corregido los excesos de las reformas. Estas tendencias, en definitiva, equilibran la conducción política de la humanidad.

La izquierda, fiel a la democracia, reconstruyó, en noble lid con la Democracia Cristiana, a Europa arrasada por la guerra, y ha llevado justicia con libertad a muchos países. Pero la facción extremista ha cometido terribles excesos, que la historia reciente señala, con implacable y dolorosa contundencia, de ser los causantes del hambre, opresión y muerte de millones deinocentes; porque creía que la toma por el Estado de todo el poder público y de los medios de producción llevaría a una administración justa y eficaz. Otra facción de la izquierda ha caído en el populismo y la demagogia, arruinando el bienestar de algunos pueblos ilusos que han sido y son reconstruidos por gobiernos ubicados en la derecha.

Por otra parte, no se puede ignorar la conducta, indudablemente democrática, de la mayoría de personas consideradas derechistas, y su rechazo público a las dictaduras que han ensangrentado la tierra, generalmente ubicadas en la derecha, aunque varias de ellas manifestaron ser de izquierda, como es el caso de las que desaparecieron, tras saquear y oprimir ferozmente a sus infelices pueblos, al producirse la Primavera Árabe.

Testigo de los años que he vivido, puedo decir -sin temor ni favor- que en nuestro país, con ciertas excepciones indiscutibles, los militantes de izquierda y derecha han buscado con similar afán la justicia social y la libertad. Por esta razón creo que es una trampa miserable el encasillamiento político arbitrario que olvida que en la izquierda y la derecha existen y han existido personas admirables por su servicio honesto y abnegado al pueblo. El encasillamiento arbitrario y no pocas veces perverso, de personas y organizaciones políticas en la izquierda o derecha, se ha prestado para injusticias y confusiones y, peor aún, para causar daño a esas divisas políticas, absolutamente legítimas y necesarias.

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