El actual alcalde de la capital, Mauricio Rodas, ganó las elecciones en febrero del 2014, no solo por su juventud, su discurso novedoso de cambio y una efectiva estrategia electoral. Triunfó fundamentalmente porque Quito se cansó de Augusto Barrera pero, sobre todo, de Alianza País (AP).
Fue una respuesta a la prepotencia y estilo de gobierno del presidente Rafael Correa. Si vemos en perspectiva, podría afirmarse que el declive de la Revolución Ciudadana se da a partir de las elecciones seccionales del 2014.
Esta particular circunstancia hizo que la actitud de la ciudadanía durante los primeros meses de gestión haya sido de espera, expectativa y hasta cierto punto de condescendencia. Sin embargo, ese voto de apoyo nunca significó girar un ‘cheque en blanco’.
Lo cierto es que el próximo mes se cumplen dos años de gestión del alcalde Rodas y no se aprecian avances significativos en muchos campos. Da la impresión que al asumir con decisión la construcción del Metro ha perdido la perspectiva del resto necesidades que tiene la ciudad. Los problemas de congestión vehicular, contaminación ambiental, mal estado de las vías y las aceras, de seguridad ciudadana, carencia de obras, trámites interminables en las diferentes dependencias municipales, entre otros aspectos, siguen latentes.
Llama la atención que estas debilidades en la gestión municipal ahora estén siendo sustituidas con campañas costosas de comunicación o, de acuerdo a lo que se aprecia en las últimas semanas, a la inauguración de obras no terminadas sino por comenzar. Es decir, dar la impresión que se hace algo.
Sin embargo, falta mucho hacer para darle a Quito la condición de capitalidad y de primera ciudad del país. Mientras el Ecuador atraviesa por una severa crisis, las iniciativas que se podrían emprender para promover las actividades productivas y mantener los niveles de empleo son insuficientes. La gestión municipal no es un modelo en términos de liderazgo, eficiencia, efectividad y participación, por no mencionar todo lo que está pendiente realizar en el campo social, ambiental, educación, competitividad e innovación.
No sé si estos problemas que comienza a manifestar la administración del alcalde Rodas se debe a lo que mencionaba en días pasados el asesor político Jaime Durán: “Era un chico de las mejores familias, que casi no conocía Quito”. Más que ello, la juventud, el desconocimiento de los temas urbanos, la falta de experiencia y ausencia de un equipo de trabajo realmente preparado comienzan a pesar negativamente.
En estas circunstancias, ¿cuánto tiempo más debe esperar Quito? El Alcalde debe tomar en cuenta que, pese a que AP ya no va más en nuestra ciudad, eso no es motivo para cumplir medianamente con sus ofrecimientos de campaña. Si la Alcaldía fue tomada por Rodas como un escalón para aspirar a la Presidencia de la República, para ello requiere muchísimo más. Esperemos que rectifique. No solo para su bien sino de la ciudad.