El suicidio y, además, lento y angustioso, con un puñal en el vientre que entra despacito, hasta desangrar y morir. Eso parece estar haciendo la oposición en estos calentamientos pre-electorales: el hara-kiri. Parece que a ninguno le interesa ganar. Todo lo contrario: parece que más bien quieren perder. Una comparsa en el que los candidatos bailan con la más fea. Y, por supuesto, bajan puntos.
El general Moncayo abraza en sus filas a Jairala y baja puntos en las encuestas de intención de voto. Escoge binomio, y baja otros puntos más. Los arrepentidos del correísmo asoman junto a él en la foto y ¡pierde puntos! Y su candidatura, poco a poco, se desinfla como espuma de cerveza.
Cynthia Viteri se pone a bailar con González y… ¡no Avanza! Más bien retrocede y, según parece, tuvo que separarse de su nuevo amigo en una alianza que duró nada y decir que va sola. ¡Hasta parece que el mismo oficialismo se encargó de poner a sus fichas ahí, en la oposición, para hacerles perder puntos a los contrincantes!
Lasso casi ni baila, está quieto ahí, tieso, junto a Páez. Ni sube ni baja. Para rematar salió a hablar Macarena Valarezo y le restó puntos al “empresario probo” (sic) cuando salió a hablar de los “muertos de hambre” (sic). ¡Mejor no me defiendan! ha de decir Guillermo Lasso para quien, seguramente, la imprudente Macarena “calladita se ve más bonita”.
Jariala, González, Páez y hasta la Maca han sido puestos contra la pared en las redes sociales por quienes ya no perdonan tanto cambio de camiseta y se encargan de refrescar la memoria a los electores. ¿Han visto en redes las fotos de Páez, Moncayo, González cuando eran todos Izquierda Democrática?
La política no solo es el arte de lo posible sino también el arte convertir a los amigos en enemigos y a los enemigos, en amigos. Dirán que todo es por la unidad, una unidad que nació pegada con babas en un país que está más fragmentado que nunca. Fragmentado y además, confundido desde que no hay partidos (¡oh! maldita partidocracia) y hay cientos de movimientos, que es como se llaman ahora, que no se sabe ideológicamente si son de unos, de otros o si son todo lo contrario, incluyendo, quienes nos gobiernan. ¡La confusión total: en la tradicional derecha ahora está la izquierda y la izquierda está al fondo a la derecha.
Mientras los opositores se hacen hara-kiri y hasta anuncian por quién votarán si hay segunda vuelta, mientras se visibilizan los camisetazos propios de la política clientelar, el oficialismo sigue marcando el derrotero político, lleva la batuta, llora las supuestas traiciones de aquellos que se llevaron la plata y se lava las manos de esos embarres. Y, como a río revuelto, ganancia de pescadores… los populismos –PRE, PRIAN, PSP- han de ser los que cosechen la mejor parte en estas jornadas.