El presidente Nicolás Maduro busca inutilizar a la Asamblea dominada por la oposición, mientras esa Asamblea, presidida por Henry Ramos Allup, anuncia su decisión de echar del poder a Maduro, Diosdado Cabello y el resto.
Complicada por la baja de los precios del petróleo, Venezuela vive toda una “guerra de poderes” mientras la población afronta la escasez en todos los frentes y mira como chocan el Ejecutivo y el Legislativo, en un ambiente de odios y represalias.
Con la circunstancia insólita de que buena parte de la población advierte como se agrava la pobreza por la súper inflación que agobia a uno de los más grandes países petroleros del mundo.
Maduro, polémico y luchador, no toma en cuenta los temas que provienen de la Asamblea.
Se ríe, por cierto, de la Ley de Amnistía y Conciliación que aprobaron los oposicionistas con sus 110 votos, mientras Leopoldo López cumple dos años tras las rejas y otros 74 presos que se presentan como políticos le acompañan.
Maduro acusa a sus adversarios de desatar la “guerra económica”, impulsada por empresarios y con el apoyo del imperialismo y choca con los Estados Unidos, aunque a veces menciona la posibilidad de un diálogo. Hace pocos días retiró a su representante diplomático en Washington.
La alianza opositora concentrada en la Asamblea no anda por las ramas. Desde el inicio anunció la decisión de echar abajo a Maduro, usando un referendo para terminar con su gobierno o buscando otras fórmulas.
El ex candidato presidencial Henrique Capriles ya recorre todo el país recogiendo firmas y para ayer se anunció una primera concentración popular. El objetivo es tumbar -constitucionalmente- al presidente Maduro antes del 10 de enero del 2017.
Si no lo logran hasta esa fecha y Maduro cae más tarde sería reemplazado hasta el 2019 por el vicepresidente actual, Aristóbulo Isturiz. Por cierto no es fácil echar abajo al gobernante que reemplazó al presidente Hugo Chávez desde el 5 de marzo del 2013, fecha de su fallecimiento atacado por el cáncer.
Maduro retiró a su representante diplomático en Estados Unidos hace pocos días, en represalia a que el presidente Obama reiteró su acusación de que “Venezuela es una amenaza inusual y extraordinaria para la seguridad nacional” de USA. Igual lo había hecho un año antes, acusando a ese país de ofensas a los derechos humanos y a la libre expresión, entre otras cosas.
El gesto de Obama disgustó a Maduro pero le sirvió para afirmar que el imperialismo apoya a los opositores y que él seguirá en el poder hasta el 2019 y talvez más.
Pero Maduro enfrenta otros factores adversos, entre ellos la inflación. Hace pocos meses se divulgó, al cabo de mucho tiempo, una información oficial de que dicha inflación había llegado a 149 puntos pero varios analistas anotaron que había pasado de los 200 puntos.
Por ese y otros problemas, Venezuela es un país cada vez más difícil para vivir y aumentan los venezolanos que emigran, algunos cientos de ellos al Ecuador.