Cierre de carreteras, paro, movilización indígena, debates en la TV, renuncia de altos funcionarios, desconcierto en todo el país. A los 100 días de gobierno el presidente peruano Ollanta Humala soporta una enorme crisis política y de credibilidad que seguramente defina, para lo que resta de su periodo, el carácter de su mandato.
Subió al poder con un discurso nacionalista y de izquierda. Ofreció en campaña electoral, hace pocos meses, en muchas zonas rurales e indígenas, políticas ambientalistas y antimineras: “¿Qué es más importante, el agua o el oro? Porque ustedes no toman oro, no comen oro. Que no venga la minera a agarrar los colchones acuíferos” . La gente le creyó. Votó por él. Ganó las elecciones.
Mas, ya en el Gobierno, al momento de concretar, aparecen claras señales de apoyo a la explotación minera. La palabra oficial se edulcora con frases contradictorias como “minería social”, “minería ecológica”. O se habla de la “extraordinaria” técnica contemporánea que “casi no” contamina ni depreda el ambiente. La gente no le cree ya que vive las consecuencias de la explotación minera.
El conflicto se manifiesta en estos días en Cajamarca, a propósito del impulso de la explotación del yacimiento Conga de oro y cobre para lo cual se tendría que vaciar varias lagunas naturales que están en la cabecera de los ríos que proporcionan agua a la zona.
Es un problemón el que tiene el señor Humala en sus manos. Se caldea el ambiente de por sí encendido. “Actualmente existen 217 conflictos sociales en el país, 50% de ellos socioambientales, de los cuales 70% son mineros, según la Defensoría del Pueblo”, dice la periodista Cecilia Remón.
Ollanta se encuentra al filo de una gran definición respecto al modelo económico y de desarrollo. Continúa con el viejo esquema extractivista o no. Sin embargo, en las calles de Lima ya se comenta “otra vez lo de siempre: los presidentes ganan con la izquierda, pero gobiernan con la derecha”…
Al paso del presidente peruano sale el movimiento indígena y una amplia opinión pública. Este es el drama del señor Humala al inicio de su gobierno que ha tenido que ceder temporalmente. Pero también lo es para otros presidentes andinos autodefinidos como izquierdistas que coquetean con el modelo extractivista. Mas su drama es mayor, ya que están al final de su mandato y quieren la reelección.
Evo, hace pocas semanas, salió seriamente golpeado por el caso del Tipnis. Correa difiere la gran batalla, aunque la guerra ya está planteada. La resistencia en Kimsakocha, la derrota electoral en Zamora, los juicios contra dirigentes indígenas, sociales y periodistas son las primeras escaramuzas.
Cajamarca, cuánto nos recuerdas a Pizarro pidiendo a Atahualpa, a filo de espada, un cuarto lleno de oro. También a Felipillo y a la colonización. Pero también a la resistencia.