Líderes políticos se propusieron formar un solo Frente de oposición para las elecciones próximas: no prosperó. El comicio de febrero será una contienda de ocho candidatos.
Ante semejante fragmentación, en ausencia de unidad de los políticos, corresponde a los votantes formar el Frente Único del sufragio.
Circula una sugestión en el público: sin perjuicio de que cada ciudadano tenga candidato preferido, debería estar atento a la respuesta pública, de tal manera que, faltando pocos días para el sufragio, haya cierta seguridad sobre cuál está en primer lugar. En ese caso, el votante dejaría de lado al candidato de su simpatía y daría el voto al que esté en el primer lugar de la oposición. Las fuerzas de gobierno no tienen problema en mantener una decisión unida por su candidato único.
La unidad es factible. Actualmente la difusión de propuestas y la propaganda se hace, en gran medida, por las redes sociales, en cuyo uso la gente joven y madura tiene grande destreza.
Consideremos este suceso ya probado en los Estados Unidos y revelado por Chris Hedges y José Sacco, en el libro “Días de Destrucción Días de Revuelta”. “Los individuos se han convertido en los nuevos medios de comunicación. Los iphones se han convertido en retransmisiones en directo. Las redes sociales, en grupos de comunicaciones. Si cien de nosotros nos ponemos a trabajar coordinadamente y usamos las redes sociales para enviar un mismo mensaje, podemos llegar a tanta gente como el segundo periódico más vendido”… etc.
Recordemos que hace 10 años, los actuales –por su edad- no habían intervenido aún en torneos electorales, pero están muchísimo más enterados que los de mayor edad sobre el desarrollo de la campaña, también por los órganos de prensa independientes.
Por lo demás, los opositores deberían hablar al pueblo ecuatoriano en términos más sencillos, particularmente cuando tratan cuestiones económicas. Por ejemplo: al referirse a la enorme deuda con que va a quedar el Ecuador, en el idioma especializado hablan del “servicio de la deuda”, en lugar del “pago” de la deuda; mencionan que el total de la deuda equivale a tal “porcentaje del PIB”; así como de la “liquidez”, etc. Una persona común no comprende estos conceptos.
Es un problema de antaño, tanto que la sal quiteña, acuñó esta anécdota: el Jefe ordena al subalterno investigar el comportamiento del “producto interno bruto” en el año precedente. Al cabo, el subalterno informa: el producto interno bruto ha descendido en forma bestia.
El comicio es trascendental. Pensemos en el peligro de llegar a la situación “revolucionaria” de cubanos y venezolanos, quienes desde tiempo atrás carecen de suficientes alimentos, medicinas y hasta de libertades individuales. La cárcel es la respuesta.
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