El Presidente propone subir el bono de desarrollo humano a USD 50 gravando a la banca, con miras a reducir la rentabilidad de la misma: socializar las ganancias, dice el Presidente.
La Constitución prohíbe los impuestos con fines específicos. Por lo que el proyecto de ley es una reforma tributaria más.
Todo parte de la política gubernamental, sana por cierto, que los gastos corrientes se financien con ingresos corrientes (léase impuestos) para que la renta petrolera y la deuda pública vayan a la inversión.
El problema radica en que el gasto corriente del Gobierno crece caudalosamente y sin cesar, lo que obliga a que todos los años se busquen nuevas fuentes de ingresos, mediante la creación de nuevos impuestos, ya que el acelerado crecimiento de las recaudaciones de los impuestos existentes, queda corto. León Roldós calcula que los impuestos a la banca generarían USD 300 millones.
Ya es hora de poner fin al permanente incremento de impuestos. Basta con cobrar bien los que ya existen.
Entre nuevos impuestos, mejor recaudación, alza de aranceles y la ampliación de la cobertura de la seguridad social que incluye el elevado impuesto al rol de pagos, las recaudaciones han subido tanto, que el Ecuador, que en el 2007 tenía la menor carga tributaria de los países que en algún momento fueron parte del grupo andino, de Venezuela a Chile, hoy tiene la mayor carga.
El bono es un subsidio, uno de los más efectivos, puesto que el beneficio va directamente al bolsillo de los más necesitados. Si se considera que debe subir a USD 50 mensuales, entonces que se plantee la reducción de otros subsidios por un valor equivalente.
Según El Telégrafo, hoy el bono de USD 35 mensuales requiere un egreso de USD 484 millones anuales (lo que implica USD 21, y no USD 35 en promedio mensual por beneficiario). Por regla de tres calculamos que el gasto subiría en USD 207 millones a USD 691 millones. Este cálculo puede ser inexacto.
¿Qué subsidios podrían recortarse para compensar por esta alza? Puede empezarse por el propio bono. Según las autoridades, la situación de empleo mejora sustancialmente en el país. Pero sin embargo, los beneficiarios del bono son hoy 1 912 240, cuando a fines de 2010 eran 1 304 615.
La proporción de beneficiados a población es exagerada; debe ser de las más altas de América Latina. Casi un 20% de los adultos reciben el bono, esto es cerca del 40% de las familias. Debe ponerse un tope al número de beneficiarios: digamos a 1,5 millones, En cuyo caso el alza del bono sólo requeriría USD 60 millones.
O por último, subir el bono a USD 50 es un buen motivo para reducir levemente el ineficiente subsidio a los combustibles. Cada 10 centavos de aumento de precio de la gasolina genera unos USD 100 millones anuales.