El actual Gobierno ha tenido éxito en la consecución de sus objetivos políticos. Literalmente domina todos los espacios y poco, o casi nada, se encuentra fuera de su control. Un manejo de la propaganda adecuado a sus fines hizo que la población se entusiasmara por el cambio anunciado. No solo personas desinformadas, también grupos políticos, sectores académicos, parte de la prensa fue seducida en su momento por los anuncios de transformación. El resto es conocido. El actual Régimen goza de hegemonía absoluta e impone su visión en el manejo de la cosa pública. Solo un elemento no se encuentra totalmente bajo su mando y, dadas las condiciones imperantes, sería muy complicado realizar las transformaciones que se requieren para restaurar su vigencia. A diferencia de países como Venezuela y Argentina que comparten algunas de las políticas del escenario ecuatoriano, en nuestro país no existe control de cambios. Desaparecida la moneda nacional los gobiernos poco o nada han podido hacer para frenar el hecho que la moneda americana se vuelva parte del vivir cotidiano. La gente común, ya no solo el que realiza negocios, piensa en el dólar como refugio, le da seguridad, le permite endeudarse, cree que siempre va a recibir esa divisa como remuneración. En su interior rechaza cualquier opción diferente. Quizás por intuición sabe que, en poco tiempo cualquier moneda local, termina por perder valor adquisitivo. En las encuestas, existe una negativa generalizada a salir de ese modelo cambiario, y en el Gobierno lo saben.
Sin el dólar habría sido muy fácil ejercer una política que ponga en manos del Estado todos los dólares retornando a los tiempos en que había que acudir al Banco Central para obtener divisas. El Estado habría tenido una herramienta poderosa para manejar a su antojo el comercio exterior. Queda la duda si la economía se habría expandido si no estuviésemos dolarizados y si la población tendría esa fiebre consumista que le brinda la sensación que todo camina sobre rieles. El Gobierno, eso sí, habría tenido la posibilidad de expandir aún más sus actividades pues la máquina de imprimir habría entrado en funcionamiento. Quizás a través de medidas cambiarias hubiese podido aminorar el abultado déficit comercial. Impedido de actuar contra un sistema que goza de aceptación en la población, se ve en la necesidad de buscar con impuestos influir en la conducta de los consumidores.
La dolarización ha impedido la existencia de mercados paralelos como los que existen en los países con férreos controles cambiarios o una corrida a comprar dólares como ha sucedido en Argentina a días de los resultados electorales. Sin embargo, los entendidos en la materia avizoran que el sistema no podrá sostenerse si algún tsunami en el mercado del petróleo derrumba su precio a niveles históricos. ¿Qué país emergerá después de un evento como ese?