No cabe duda que el 2016 será un año eminentemente electoral. Las organizaciones políticas han encendido motores de cara a las elecciones del 2017.
Y aunque todavía es prematuro determinar lo que pasará en el Ecuador de aquí al próximo año, hay ciertos factores que van a ser determinantes. En primer lugar está la no postulación de Rafael Correa a la presidencia de la República. En segundo lugar, la gestión del gobierno de la crisis económica, la cual se prevé golpee con mayor fuerza que en el 2015. En tercer lugar, las acciones que emprenda Alianza País para detener el desgaste que implica el ejercicio del poder, así como de la oposición para convertirse en alternativa política (electoral). Finalmente, tendrá un peso singular la postura que tomen las organizaciones sociales y ciudadanas.
Revisemos una por una. La no postulación de Correa tiene implicaciones para Alianza País (AP) y la oposición. En el caso de AP el gran desafío está en encontrar un candidato que pueda sustituir al líder y que al mismo tiempo no genere más divisiones internas. Y aunque parece que esto ya está definido, ninguna de las figuras visibles logra despuntar.
Del lado de la oposición, la no reelección de Correa, en lugar de haber generado una reacción positiva que lleve hacia la unidad, ha provocado todo lo contrario: el surgimiento de un sinnúmero de candidaturas. Todos ahora se ven como presidenciales: Lasso, Bucaram, González, Rodas, Noboa o Gutiérrez. En este escenario, el único candidato que podría realmente patear el tablero es Nebot. No solo tendría la fuerza suficiente de superar a todos sino que incluso podría forzar a una unidad. Unidad que es clave para ganar la presidencia y fundamental para tener mayoría en la Asamblea.
En cuanto a la situación económica, no es como afirma el Presidente: “si logramos pasar el 2015 sin un centavo del petróleo, podemos superarlo todo”. Ojalá así sea. Lo que no se dice es que el margen de maniobra se agota y algún momento el gobierno va a tener que tomar medidas impopulares, poniendo en peligro no solo la gobernabilidad sino incluso la terminación de su mandato.
En tercer lugar, veo muy difícil que AP pueda detener con éxito el desgaste propio del ejercicio del poder. Hay varios hechos que así lo evidencian: el abuso del poder, el ensimismamiento y distanciamiento de las bases les está llevado a cometer demasiados errores políticos. Uno de esos fueron las enmiendas.
Pero así como AP está en franco deterioro, en la oposición no se ven signos de recuperación, visión, liderazgo… Siguen perdidos.
Aunque los niveles de protesta social han tendido a disminuir, la situación económica va a producir que los actores sociales vuelvan nuevamente a las calles. Esto incidirá notablemente, especialmente en el nivel de desgaste del gobierno. Veamos entonces qué sucede en el transcurso de los próximos meses y cómo se configura el escenario de cara a los comicios del 2017.