Realmente, “lo que natura no da, Salamanca no presta”. El nivel académico y cultural de algunos de los ministros que conforman el Gabinete del Presidente de Venezuela, es lamentable. Aun asistiendo a las mejores universidades del mundo, los conocimientos pasarán raudamente por encima de su capacidad de entendimiento. La inteligencia no se hace, se nace y se la cultiva con el pasar de los años. Pues me quedé sorprendido con las declaraciones formuladas hace unos días por el Ministro para el Ecosocialismo, Hábitat y Vivienda de la golpeada República Bolivariana de Venezuela. Este caballero ha recomendado “no lavarse el pelo si no se encuentra champú”. En los supermercados de esa Nación no se venden desodorantes, jabones, papel higiénico, pañales, toallas sanitarias… No sigo con la lista.
Este Ministro pidió sacrificio a la población, “pues si por la revolución tenemos que dejarnos de lavarnos el pelo, lo haremos”. Es decir, los revolucionarios venezolanos serán, además de retrógrados para el siglo en que se vive, algo desprolijos y con piojos en la cabeza. Su presencia dejará mucho que desear, y se los verá todo el tiempo rascándose la testa por causa de su falta de higiene… o de ideas. Si también hay escasez de papel higiénico, me imagino que el Ministro aludido no dirá (¿o tal vez sí?), que los revolucionarios venezolanos dejarán de… Pero como es muy creativo este caballero, tal vez proponga no ir al baño, o tomar pastillas para estreñirse, o simplemente utilizar el calzoncillo o el calzón para suplantar el papel higiénico. Serán revolucionarios del siglo XXI pero inflados.
Si a lo dicho se aumenta la escasez de desodorante, los revolucionarios serán algo malolientes. No usarlo, más el calor y la humedad de ciertas ciudades venezolanas, mi querido lector, la pestilencia en las reuniones de esta gente, junto con los piojos y la “inflación” de cada uno de ellos, dejará que los pensamientos broten con las mismas características y bondades de sus creadores. Y no hablo de lo que ocurriría con las mujeres que concurran a esas “sesudas” reuniones de trabajo… ¿o las revolucionarias nunca se enferman?
Este mismo Ministro venezolano, hace unos meses, dijo que despediría a todos aquellos trabajadores de instituciones públicas que militen en partidos opositores. Más desocupados, menos se alimentan, y de esa manera se ayuda a evitar la tremenda escasez de productos de primera necesidad por la que atraviesa un gran país en manos de gente que ha colaborado exitosamente en el incremento de necesidades insatisfechas y de la delincuencia. Con este tipo de funcionarios inmensamente torpes, en un país inmensamente rico las consecuencias “se viven, se sienten, la revolución está presente”; es decir, se va desmoronando y la corrupción va carcomiendo los cimientos puestos por los héroes que la independizaron de los españoles, por allá de la década de los veinte del siglo XIX.