Si hay un grupo político en el país al que debe interesarle sobremanera lo que ocurrió el último domingo en Colombia y Argentina, en materia electoral, ese es el correísmo. Las lecciones que dejaron ambas jornadas debieran ser analizadas con cautela por quienes buscan en el Ecuador permanecer en el poder más allá de lo que disponen las instituciones y leyes vigentes.
La primera de ellas tiene que ver con el desgaste de la izquierda como alternativa de gobierno. Se siente ya su crisis de representatividad. Daniel Scioli, candidato del kirchnerismo, tuvo mucha menos votación de lo que las encuestas le anticipaban, por lo que la segunda vuelta frente al conservador Mauricio Macri se ve reñida. No sería extraño anticipar que una apretada victoria del oficialismo pudiera destapar en Argentina la misma crisis de gobernabilidad que hoy padece la socialista Dilma Rousseff en Brasil.
La izquierda también fue derrotada en Bogotá, la capital de Colombia, poniendo fin a 12 años de gobierno. Al haber elegido a un Alcalde de centro-derecha, es fácil concluir que la teoría del péndulo sigue vigente.
En Colombia, el otro gran perdedor de esas elecciones regionales fue el caudillismo. Los candidatos que se cobijaron bajo la bandera de Álvaro Uribe perdieron en Bogotá, Medellín y otras ciudades importantes. El discurso autoritario del expresidente, simplemente, perdió influencia en la política colombiana.
Si Alianza País insiste en pasar las enmiendas constitucionales por vía legislativa, para que el Presidente se candidatice por cuarta ocasión, debiera -primero- verse en los espejos de Colombia y Argentina. No vaya a ser que las dos características que proyecta Rafael Correa (liderazgo caudillista y discurso de izquierda) develen el desencanto ciudadano por los 10 años en el poder y el deterioro del modelo económico aplicado.
La crisis de la izquierda en la región -salvo Bolivia y Uruguay- tendrá en diciembre otro momento crucial, cuando Venezuela renueve su Poder Legislativo. Son demasiadas alertas para un proyecto político obstinado.