Las recaudaciones vienen cayendo desde agosto del año pasado a tasas cada vez mayores. Empezó con una caída del 8% en agosto pasado, luego subió al 15% en noviembre y cerró el 2015 con un desplome del 20%.
No hay mayores esperanzas para creer que las recaudaciones tributarias mejorarán la salud de la caja fiscal este y los próximos meses porque el escenario económico no ha cambiado, más bien, se ha empeorado. El precio del petróleo ecuatoriano bordeó la semana pasada los USD 20 por barril, lo cual significa menores ingresos fiscales y, por ende, mayores necesidades de financiamiento.
Las opciones inmediatas están por el lado de contratar más deuda o entregar activos estatales a las empresas, nacionales o extranjeras, a cambio de recursos frescos.
Esta última opción ya se puso en práctica el mes pasado, cuando se entregó el campo Auca a la empresa Schlumberger a cambio de un desembolso por USD 1 000 y compromisos de inversión por unos 4 900 millones. Es previsible que ese modelo se replique en los próximos días con otros campos de la estatal Petroamazonas.
Por el lado de la deuda el Gobierno necesita este año, al menos, USD 6 606 millones de créditos, de los cuales se ha concretado un 15% con un crédito chino.
El Ministro de Finanzas suscribió el viernes pasado un préstamo de libre disponibilidad a cinco año plazo con un banco chino por USD 970 millones, de los cuales 820 millones llegarán en los próximos días.
Esa deuda es para pagar obligaciones pendientes con los acreedores del Estado, pero no alcanzará porque las obligaciones atrasadas superan los USD 2 000 millones. La nueva deuda es para pagar deudas pasadas, lo cual equivale a menos inversión pública.
Como el Gobierno no tiene mayores opciones continuará endeudándose -siempre que haya interesados en prestarle-, acumulando atrasos con acreedores y subastando activos estatales a cambio de recursos frescos.