Candidatos de los diferentes partidos han encendido motores para competir por la Casa Blanca en el 2016. El primer paso que deberán seguir tanto republicanos como demócratas son las elecciones internas o primarias. De este proceso saldrán las candidaturas definitivas para las elecciones presidenciales.
Un caso que ha convulsionado el proceso de las primarias del partido Republicano es el de Donald Trump. Si a inicios de su campaña eran muy pocos quienes le abrigaban alguna posibilidad electoral, ahora sucede todo lo contrario.
Trump, con apariciones y declaraciones escandalosas, no solo ha logrado colarse en la lista de preferencia de los precandidatos republicanos sino que lidera en este momento las preferencias de voto.
Ha dicho de todo. Desde arremeter contra los inmigrantes mexicanos, atacar a la candidata demócrata Hillary Clinton o incluso referirse en términos poco cordiales a sus coidearios republicanos. “Cuando México envía a su gente, no envía lo mejor… Están enviando gente con montones de problemas.
Están trayendo drogas, están trayendo crimen, son violadores…”. Esto no se queda ahí. Sobre Hillary Clinton ha dicho lo siguiente: “Es la peor secretaria de Estado de la historia del país”.
Tampoco John McCain, senador republicano y excandidato a la Presidencia, ha tenido una mejor suerte. Trump puso en duda su honor militar cuando afirmó en una de sus más recientes apariciones lo siguiente: “(McCain) no es un héroe de guerra. Él fue capturado”, dijo. Si se toma en cuenta el prestigio que tienen en Estados Unidos los veteranos de guerra, lo afirmado por Trump ha caído muy mal.
Pese a ello, en lugar de desfavorecerle este tipo de intervenciones le han dado mayor protagonismo en el escenario pre-electoral. Por ejemplo, el “boicot latino” de los medios de comunicación hispanos en Estados Unidos no ha tenido efecto. Al contrario, su popularidad ha ido en aumento.
De acuerdo a una reciente encuesta de la cadena CNN, Trump tendría el 18% de preferencia de voto, frente al 15% del exgobernador de Florida, Jeb Bush, y al 10% del gobernador de Wisonsin, Scott Walker.
Llama entonces la atención no solo los encendidos pronunciamientos de Trump sino la reacción que está teniendo el electorado republicano. Preocupa que la retahíla de insultos, posturas antiinmigrantes y discursos xenófobos pesen más que los agudos problemas de los Estados Unidos y el mundo.
Aunque el estilo de Trump le ha ayudado a despegar y ganar protagonismo en el escenario político, puede ser que a la final le termine perjudicando no tanto a él sino al propio partido Republicano.
Veamos si esta tendencia de apoyo crece, decae o se mantiene en el transcurso de las próximas semanas. La misma encuesta de CNN revela que el 59% del electorado tiene una opinión negativa de Trump. Eso lo sabremos luego del primer debate televisado con los 10 precandidatos presidenciales, a realizarse este 6 de agosto.