Es evidente que disminuyó la congestión vehicular en Quito, durante el lapso en el que se aplica, desde hace un mes, el sistema de restricción denominado pico y placa, pero se mantiene igual a mediodía.
Como es tradicional, la situación se complica los ‘san viernes’ y los embotellamientos son caóticos todo el día, incluso en las horas del pico y placa.
Una de las causas es que propietarios de automotores que se abstienen de usarlos entre semana no resisten la tentación de disfrutarlos ese día, propicio para echarse una canita al aire.
Ventajosamente ha sido positiva la reacción de la ciudadanía y de la mayoría de conductores ante la medida restrictiva, pero, debido al incontrolable aumento del parque automotor y a la falta de obras complementarias, en poco tiempo será indispensable una mayor limitación del tránsito, lo cual solo constituye un paliativo temporal para el creciente problema de la congestión vehicular, uno de los más neurálgicos de la ciudad.
La realidad que se vive y un estudio efectuado por funcionarios del Municipio, durante la anterior administración, cuando se concibió la idea de la restricción vehicular, en base a las experiencias de la aplicación de ese sistema en otros países, demuestran que el primer paso que debe darse, a corto plazo, es la extensión de la restricción actual en las horas críticas a todo el día, lo que significa el cambio de pico y placa a día y placa.
La realidad que se vive y un estudio realizado demuestran que debe extenderse la restricción a todo el día.
Pero, al mismo tiempo, deben hacerse esfuerzos para la cristalización de soluciones definitivas, viables, ya que, sin pecar de pesimistas, el proyecto de construcción de un ‘metro’ o tren subterráneo que atraviese la ciudad de norte a sur es difícil y hasta utópico, por la magnitud de la obra, la compleja topografía, elevado costo y las insuficientes rentas de la Corporación edilicia. Un buen paso sería la construcción de un tramo bajo el casco colonial, para lo cual sería indispensable el aporte del Gobierno central, al que tiene derecho la capital de los ecuatorianos.
Ojalá no ocurra con las tan esperadas obras complementarias algo similar a la vía de acceso al aeropuerto de Tababela.
Los dignatarios de la anterior Administración Municipal, de la que formó parte el actual Alcalde, sostienen que tenían todo listo para la construcción de la arteria que se inicia en el puente de Gualo: estudios, financiamiento y hasta las expropiaciones, pero los flamantes munícipes desecharon ese proyecto y decidieron realizar nuevos estudios para recién determinar la ruta, que, a ese paso, estará lista después de que entre en servicio el aeropuerto, que también sufrió retraso de un año, por la renegociación del contrato y la firma del acuerdo de alianza estratégica, que está pendiente por una demanda internacional.