En el tsunami de rumores, uno de ellos concierne a una posible desdolarización. No hay condiciones para desdolarizar, comunica el Comité Empresarial. Cabe agregar que una desdolarización ordenada es imposible, al menos en 2015.
Ese sería también el análisis de las autoridades. Paralelo a su lamento de que la dolarización impide devaluar, justifican medidas impopulares, como la salvaguardia, como indispensables para defender la dolarización.
Para empezar, no tenemos moneda. Cuando a fines de los noventa se debatía entre dolarización o convertibilidad (que tenía Argentina, paridad por ley del peso con el dólar, y que el Ecuador contemplaba), muchos opinamos que la dolarización era preferible, ya que daba más confianza por ser prácticamente imposible abandonarla.
Supongamos que un gobierno quisiera desdolarizar. Necesita una moneda. Tiene que cotizar, contratar y pagar a una casa especializada en imprimir papel moneda, contratar el transporte, el seguro, desembarcar en puerto y desaduanizar, llevar los billetes a la Casa de la Moneda en Amaguaña, imprimirle las rúbricas de las autoridades, transportar en blindados a las bóvedas bancarias, y, entonces, anunciar que hay nueva moneda. Todo en el más absoluto sigilo.
Eso será posible en Corea de Norte. Acá, imposible.
El nuevo elemento es la moneda electrónica, que no requiere ninguno de los pasos indispensables para la moneda física. El escenario temido: que un buen día, el Gobierno decida que, si bien respeta los dólares en las cuentas bancarias hasta cierto saldo, lo que supere ese valor se convertirá en moneda electrónica.
Que de entonces en adelante el Gobierno Nacional pagará solo con moneda electrónica. Que el Banco Central la cambiará por dólares a la par solo para operaciones prioritarias.
Pero el sistema de moneda electrónica recién empieza a aplicarse. Está diseñado para servir a la población que no tiene acceso a cuentas bancarias, tomará un par de años para estar plenamente operativo, y no hay referencia de ningún país que haya reemplazado la moneda física por electrónica. No es viable.
Para que se dé una desdolarización no buscada, tendría primero que darse una salida de divisas tan superior al ingreso, que el país se quede sin dólares. Que nadie pueda cobrar lo que vende; el país entra en una depresión profunda, y el clamor ciudadano, incluyendo empresarial, es que el Gobierno haga algo.
Las autoridades responderían pagando electrónicamente o con Certificados del Tesoro, la economía recuperaría dinamismo, y con eso más salida de dólares. Hasta que todo colapsa.
Pero la actual situación dista mucho de ese escenario hipotético.
El medio circulante no colapsa. Tan solo no está creciendo como hasta hace poco.
Los rumores no guardan relación con la realidad.