Al presidente Rafael Correa se lo notó molesto. El pasado sábado habló del accidente de tránsito que el día anterior había dejado 20 muertos en Milagro. Trató de explicar por qué ocurren estos siniestros y llegó a una conclusión: “porque no se respetan las señales de tránsito, porque se maneja a exceso de velocidad (…) y eso es producto de que es muy fácil sacar la licencia de conducir”.
Por eso planteó la necesidad de “poner requisitos más rigurosos” para obtener este documento. Pero en diciembre del 2014, la mayoría oficialista de la Asamblea aprobó las reformas a la Ley de Tránsito y con eso ahora no es obligatorio aprobar el curso de 33 horas para obtener el permiso que avale a los conductores tipo B o Sportman.
El propio Correa dijo en ese entonces que siempre estuvo de acuerdo con eliminar la obligatoriedad de pasar por una escuela. “Para qué gastar USD 180 por un curso en una empresa privada únicamente para obtener la licencia”, sostuvo el Mandatario.
En esos días ya se alertó de lo negativo que significaría la medida. Es más, estudios académicos sugerían aumentar las horas de preparación de 33 a 66 y no eliminarlas.
Nada de esto se tomó en cuenta y el 2016 cerró con 1 967 muertes y 21 458 lesionados en 30 269 percances reportados en las vías.
En el último caso se vieron involucrados dos buses y un vehículo mediano. Después de semejante hecho, la ANT, organismo que regula el tránsito en el país, solo atinó a decir que están investigando y que no descartan acciones legales y administrativas. Este tibio pronunciamiento también se notó luego de que el 8 de diciembre murieran 14 personas en Oyacoto. Horas después, la ANT aseguró que analiza la suspensión de la cooperativa.
¿Esa es una solución ante tantos muertos? El año pasado abrieron 55 expedientes a cooperativas de buses. ¿Eso resolvió en algo el problema? Dirán que las cifras del 2016 se redujeron en comparación al 2015. Puede ser. Pero el mismo Correa reconoció que los accidentes mortales siguen en un “nivel demasiado alto”.