A nadie debió llamarle la atención que Canadá se opusiera a que en la Cumbre de las Américas se tratara el tema de las Malvinas. La Corona británica tiene sus tentáculos: Canadá es una monarquía constitucional y en su Parlamento los intereses de Inglaterra se hallan bien representados. El Presidente de los Estados Unidos no se pronunció sobre el tema. El Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca se halla vigente, lo cual obliga a que los países signatarios actúen con arma en mano cuando se produce un conflicto bélico en el que el agresor sea un país extracontinental. Los tiempos en Washington deben haber cambiado y con el presidente Obama no se produciría la felonía que supuso el que Estados Unidos le apoyara a Inglaterra cuando se suscitó la guerra de las Malvinas. Fue el secretario de Estado Alexander Haig quien impuso su criterio: los EE.UU. le apoyaron al país invasor con tecnologías de punta. En el ‘Libro Azul’, escrito por dos periodistas, uno argentino y otro inglés, se refiere a que los soldados británicos ‘veían’ por las noches en tanto los argentinos se movían en las tinieblas y eran blancos fáciles. Por otra parte, si en la aldea global los EE.UU. representan el polo opuesto de lo que fue la Unión Soviética, es decir democracia liberal vs. totalitarismo comunista, es decir libre empresa vs. economía centralizada, es decir libertad de expresión vs. control de la opinión pública, resulta explicable que el presidente Obama, y más en la etapa preelectoral que afronta, se haya opuesto a la presencia de Cuba, que se quiera o no resulta ser uno de los últimos bastiones del marxismo-leninismo. Desde luego que otros razonamientos, incluidos los sentimentales y los de corte antiimperialista, nos lleva a los latinoamericanos a lealtades con Cuba, cuya presencia en cumbres como la de Cartagena la consideramos de justicia.
¡Bien por Argentina! Nacionalizar su petróleo y su gas, una decisión que se justifica por donde se mire. Que la firma hispano-argentina, Repsol-YPF, tenga el 58 por ciento de las acciones y el Gobierno argentino apenas el 0,02 resulta incomprensible e inaguantable. Con la nacionalización, el Estado argentino dispondrá para beneficio del pueblo argentino del petróleo y el gas de los yacimientos que se vayan descubriendo. En palabras de la señora Cristina Fernández: “La Repsol-YPF nos convirtió en importadores netos de gas y petróleo con un déficit de USD 3 029 millones anuales. Somos el único país de Latinoamérica que no maneja sus recursos naturales”. Parece que con igual furia que Inglaterra cuando lo de las Malvinas el Gobierno español se apresta a castigarle a Argentina con “medidas contundentes”.
El futuro nos dirá si aparte del idioma compartido, una enormidad, algo más tenemos que nos una con la “Madre Patria”.