Columnista invitado
Los impuestos son un instrumento importante de política fiscal y ésta es una rama de la política económica. Esto significa que las decisiones que se adopten en términos fiscales pueden tener sus propias características pero no pueden desconectarse ni ser incompatibles con un programa económico integral. Si una economía está en recesión y las finanzas públicas no tienen liquidez, caso actual, no es técnicamente correcto subir impuestos pensando en un eventual efecto impositivo recaudatorio sin considerar el resultado desfavorable que tendría para el sector productivo. El ejemplo más ilustrativo es el caso del impuesto a la salida de divisas. Su recaudación asciende aproximadamente a USD 1 200 millones anuales, siendo por ello desde una lectura puramente recaudatoria, difícil de reducirlo o de eliminarlo. Lo que no se dice es que si éste impuesto recauda esa cifra pero impide financiamiento externo más barato o inversión extranjera por encima de esos USD 1 200 millones, el saldo para la economía es negativo. O dicho en otras palabras, si eliminan ese impuesto en la forma técnica que decidan, el gobierno va a poder recaudar más por IVA y por renta que por el propio ISD. La política económica no puede ser sesgada al campo recaudatorio sino debe enmarcarse en el ámbito macroeconómico para que sea sustentable. Y antes, ¿cómo vivíamos sin ese impuesto a la salida de capitales?
La aplicación de cualquier sistema tributario debe recaudar lo técnicamente posible y socialmente viable, pues si se cruza esa línea se puede recaudar más pero con costos altos en la producción y en el empleo. EL SRI debe hacer su trabajo pero siempre con un espíritu de recaudación eficaz, no como un mero mecanismo de restarle recursos al sector privado, peor aún como una herramienta de persecución y chantaje. La economía pierde, la producción se deprime y el desempleo y subempleo aumenta si se incrementan los impuestos por encima de lo técnicamente posible. Un ejemplo es el caso del IVA, si éste es del 12%, la recaudación debería estar alrededor de la mitad de ese porcentaje pero en términos del PIB, es decir, el SRI debería recaudar aproximadamente el 6% del PIB por IVA.
Si la economía está estancada o en recesión y el fisco tiene un problema de excesivo tamaño del Estado, si presenta restricciones de liquidez y si el déficit fiscal es elevado, las correcciones no pueden ir jamás por la vía de más impuestos sino por corregir las raíces del problema. Debe reducirse el tamaño del sector público, debe replantearse la estructura de la deuda pública para poder financiar el presupuesto de mejor manera y debe bajarse el gasto en las proporciones necesarias. Caso contrario, estaremos solo distrayendo el problema, postergando un costo mayor de ajuste fiscal y dilatando el impacto social por enderezar las finanzas públicas. Entiendo el tema político, pero entiendo más el efecto social de no hacer lo que se debe hacer.