El Gobierno está impulsando unos tributos de los que no se escapan las pensiones jubilares. Junto a alzas que gravan el consumo personal (cerveza, gaseosas, energizantes, cigarrillos) plantea impuestos a la telefonía fija y móvil para las empresas, en un momento en que se supone que habría que bajar costos e
impulsar la producción.
También hay incentivos, como la devolución de hasta el 2% del IVA por el uso de dinero electrónico y la posibilidad de hacer transacciones en el exterior con tarjetas por hasta USD 5 000 anuales sin pagar impuesto a la salida de divisas, como contraparte al límite del dinero que se puede sacar o transferir fuera del país sin tributar: USD 1 096.
Se amplía el plazo para que los proveedores impagos del Estado puedan cumplir sus obligaciones tributarias y de seguridad social, sin intereses ni multas; no se menciona a los proveedores que a su vez prestan servicios a los proveedores impagos. También se plantea rebajar o aumentar (¿?) hasta 15% los ingresos a los GAD.
El Gobierno aspira a recaudar con esta Ley unos USD 845 millones hasta finales del 2017. Se dirá que todo trigo es limosna cuando se trata de recoger dinero para financiar a un Estado que, en cambio, no piensa en el equilibrio a partir de su redimensionamiento.
Frente al costo-beneficio de las medidas, y tomando en cuenta que el Gobierno está trabajando para conseguir financiamiento a través de otra de las joyas de la corona petrolera, así como recursos frescos internacionales, hay quienes perciben un aire de capítulo final en este empeño presidencial de gastarse su cada vez menor -pero aún importante- capital político.
Según ellos, Correa da señales de no querer terminar su periodo: no solo por las reformas sino por la permanente confrontación. Pero, por el contrario, la actitud debe interpretarse como una demostración de que no cederá la iniciativa. No le conviene a AP dejar el poder abruptamente tras más de nueve años de ejercerlo. Al contrario, hará todo para seguir en el 2017.
¿Correa quiere suicidarse políticamente? No. ¿Correa cambiará? Tampoco. Seguirá haciendo lo que le ha funcionado. Las condiciones son distintas pero la fórmula es conseguir más recursos. Y sabemos que no hay resultados diferentes si se hace lo mismo una y otra vez. El sentido común dice que el asunto no es tener tarjeta de crédito para gastar, ni siquiera dinero disponible, sino crear riqueza.
Pero no hay cambio de matriz productiva. Y no habrá cambio de actitud.
Incluso es posible que si se reeligen sigan tratando de hacer lo mismo; la autocrítica que acaba de plantear Lenin Moreno a sus compañeros de movimiento no profundiza al respecto. Sin alternativas políticas, no hay alternativas económicas.