Mauricio Vargas
El Tiempo de Bogotá, GDA
Con la osadía a que invita el arranque de un nuevo año, y aunque el Presidente no me los ha pedido, me atrevo a brindarle unos consejos para este 2015, que asoma bastante complicado. Tanto por lo que está en juego en la mesa de La Habana, como por la delicada situación fiscal tras el derrumbe de los precios del petróleo. Este año, Juan Manuel Santos tendrá que asumir riesgos, demostrar liderazgo y tomar decisiones con las que, a pesar de sus deseos, no podrá dejar contento a todo el mundo.
En la negociación con las FARC, hace meses no hay avances significativos. Por ello, el Presidente tendrá que doblar su apuesta y dejarles claro a los comandantes guerrilleros que su paciencia no es infinita y que si el acuerdo definitivo no aterriza durante el primer semestre, el Gobierno está dispuesto a levantarse de la mesa. El margen de respaldo de la opinión pública al proceso, que se viene estrechando, habrá desaparecido casi por completo si para mayo o junio el documento final de desmovilización y desarme de las FARC no está cocinado.
Debe hacerles ver que, en el terreno militar, ellos perdieron la guerra y, en el plano político, solo tienen el oxígeno que les da la perspectiva de firmar. El refugio venezolano les durará lo que dure Nicolás Maduro, y el de la isla, lo que permita la naciente amistad entre Washington y La Habana. Así que –debe decirles Santos– es hora de concretar los acuerdos, desarmarse y dedicarse a la política, con el descomunal beneficio de no pagar cárcel.
En cuanto a la situación económica, tiene que dejar de creerse el cuento de que estamos blindados contra los efectos del derrumbe de los precios del petróleo. La nación dejará de recibir unos 16 billones de pesos por las exportaciones de crudo, si los precios siguen a la baja. No todo es culpa de los mercados internacionales: el crecimiento de la producción petrolera nacional se frenó en el 2014 y hace tiempos que no hay un gran hallazgo que permita aumentar las reservas y, en consecuencia, las exportaciones.
La reforma tributaria golpeará duro tanto a la inversión como a la generación de empleo. La industria viene de capa caída y el aumento de la carga impositiva no la ayudará a levantar cabeza. Lo recomendable es que Santos mantenga una vigilancia diaria sobre los indicadores económicos.
Y esto me lleva al consejo final: el Presidente tiene que meterse de cabeza en los temas y dejar de mirarlos por encimita. Para defender el proceso de paz, tiene que adquirir mayor y mejor conocimiento de asuntos tan complejos como la conexidad con el delito político de crímenes comunes como el narcotráfico. De ese modo, se ahorrará declaraciones ligeras.
Así que, Presidente, a trabajar el doble, a asumir más y mejor el liderazgo que le corresponde y a estudiar a fondo y en detalle los asuntos que tiene entre manos. Si por la reelección el 2014 les dio alas a la irresponsabilidad de los gastos excesivos, la ‘mermelada’ politiquera y la feria de promesas, el 2015 exige todo lo contrario.