Hemos sostenido que el presidente Moreno, al enfrentar una crisis política, la intromisión desde Bruselas, una económica, con la mesa no servida, optaría por atender primero la política.
Los hechos parecían darnos la razón. En octubre 2 se anunció un referéndum para dejar sin efecto la enmienda constitucional de la reelección indefinida, pregunta que ganaría 75% a 22% y el resto indeciso, según CMS, encuestador del Presidente.
Cuando se anunció el Plan Económico, pensamos que no sería tal, pues cualquier medida dura incrementaría el voto negativo.
La presentación del Presidente pareció darnos la razón. No hay paquetazo, aseveró. El único impuesto que se crea, 3 puntos más de impuesto a la renta, es sólo para el 18% de las empresas mayores, y la recaudación prevista (unos USD 300 millones), no es para reducir el déficit, sino para financiar el nuevo gasto social, el programa Toda Una Vida.
La reducción de ingresos, recortando viáticos y viajes, es algo que todos los gobiernos anuncian pero a la postre no se da, al menos al ritmo de bajar los gastos burocráticos en USD 500 millones, como se anuncia. Pero al día siguiente las autoridades económicas explicaron lo que en realidad es el meollo del programa: cobrar más por las importaciones, unos USD 1 600 millones, que implicaría incrementar en 50% las recaudaciones en Aduanas. Se subiría al máximo de lo permitido por la OMC los aranceles de productos de consumo duradero, se cobraría un valor adicional por unidad, y se aplicarían los impuestos sobre un precio mucho mayor al que normalmente declaran los importadores.
El titular de Aduanas estimó en USD 2 mil millones anuales lo que deja de percibir el Estado por subdeclaración aduanera. Si es así, no se entiende porqué los precios nacionales de los productos importados son más altos que en los países vecinos. Se vendría una enorme elevación de los precios de esos productos importados, lo que las autoridades estiman estimulará la substitución de importaciones y con ello el empleo. Con una misma medida, se incrementan ingresos fiscales de manera espectacular y se retorna a la substitución de importaciones a ultranza. Esta medida reactivaría el contrabando: Ipiales y Aguas Verdes, así como por bahías y la playa.
Queda la duda si en realidad van a implementar este plan que significará dejar sin acceso a productos importados a un amplio sector de la población, o si es solo una pantalla para decir que hay un programa económico.
Lo que no es, en todo caso, es un programa por etapas para reducir el déficit fiscal al 1% anunciado por el Presidente, en que se conjuguen los mayores ingresos y el adelgazamiento del adiposo Estado. No es un programa que cause confianza entre los inversionistas nacionales y extranjeros a los que se pretende cortejar.