“Nadie ha expresado mejor el sentido de la posverdad que el caricaturista David Sipress, quien en una viñeta publicada en The New Yorker muestra a un presentador de informativos diciendo que tras el anuncio meterológico demócrata da paso al pronóstico republicano”. Más allá de esta broma y de otras elaboraciones, la posverdad es, a mi entender, otra forma, no indispensable, de llamar a la mentira. No es nueva la verdad; no lo son la mentira ni la duda. Puede haber, y las hay, formas distintas y ‘nuevas’ de expresarlas. En cuanto a la hoy traída y llevada posverdad, lo que discutimos en nuestro medio no es la existencia de esos ‘hechos alternativos’ que todos producimos y sufrimos, sino la necesidad de otro término para nombrarlos. La mejor definición de lo que hoy llamamos posverdad no es la del señor Sipress, que no pasa de citar un ejemplo: nos llegó en francés, en un párrafo de Camus sobre su “extranjero” escrito en el prefacio a la edición universitaria americana de esta obra genial, hace, quizás, sesenta años: “Meursault rehúsa mentir. Mentir no solo es decir lo que no es. Es también y, sobre todo, decir más de lo que es, y, en lo que concierne al corazón humano, decir más de lo que siente”. ‘Decir más de lo que siente el corazón’… Y también, por supuesto, decir menos… Esta definición de Camus no necesita, para formularse, del término posverdad, mentira cocinada en la brasa de los medios digitales. Invención, copia o ‘traducción perfecta’ que no responde, a mi entender, a una necesidad del español actual; su aceptación, de aire tan halagüeño, me parece síntoma de una especie de competencia del español respecto del inglés, que se airea más en España que en toda nuestra Hispanoamérica. Y ¿qué verbo, sino ‘mentir’, corresponderá a posverdad: posverdadear?
¿Nos sentimos mejor tras los dictados del inglés, que, como este, provienen del mismísimo latín? El sentido de esta palabra nueva deja muchas dudas: –el DLE define el prefijo pos- o post- como ‘detrás de’, ‘después de’; pos- o post-, junto a otros términos, ¿niega el sentido de la palabra que modifica? Después o detrás de una ‘verdad’ –siempre incompleta y balbuceante- ¿no puede venir otra verdad? El sentido de la palabra a la que pos- ‘después’ o ‘detras de’ precede, no se niega; puede, incluso, mejorarse: posbelicismo, postimpresionismo, posponer…
Como lo manifiesta en meditada carta el diplomático ecuatoriano don Fernando Córdova Bossano, parece un despropósito que la palabra “postruth” haya sido distinguida en 2016 por el Diccionario Oxford como ‘la palabra del año’.
Y, palabras más palabras menos, no ha lugar la discusión sobre el ‘iros’, por ‘idos’, del español de España. Que se incluya con las marcas correspondientes para ‘España’ y ‘coloquial’ y sin más sondeos, se aproveche la maravilla de nuestro diccionario en Internet, para introducirla; su oportuno registro habría ahorrado dimes y diretes. Pocos entre nosotros lo iremos a buscar. Y si vamos, lo encontraremos con los apellidos indispensables…