Este término, por lo general, hace referencia al sentimiento (de honor y orgullo) que comparten los miembros de un grupo u organización con unos valores específicos. El espíritu de cuerpo o “esprit de corps”, muy presente en los estamentos militares o policiales, es efectivo cuando se trata de sortear situaciones difíciles. De ahí que sean fundamentales los principios de lealtad, fuerza de voluntad, obediencia y autodisciplina.
Aunque el espíritu de cuerpo ha sido usado positivamente en beneficio de una sociedad, también se lo ha hecho en sentido contrario. Mafias, organizaciones criminales o redes de corrupción acuden al espíritu de cuerpo para delinquir y protegerse. Es decir, comparten los principios de lealtad, fuerza de voluntad, obediencia o autodisciplina pero con fines protervos.
La posición de una parte de quienes se sienten parte del proyecto de la Revolución Ciudadana o fieles seguidores del correísmo malentienden este término. Eso es lo que les ha llevado a “cerrar filas” frente a las evidencias que comienzan a aparecer y ponen en duda la honestidad de autoridades y altos funcionarios del anterior gobierno.
La semana pasada el diario brasileño O Globo hizo públicos varios videos y audios en los cuales se menciona que el actual vicepresidente, Jorge Glas, supuestamente habría recibido USD 14,1 millones de dólares en coimas de la firma Odebrecht. Esto, más que la carta ofensiva de Jorge Glas, le llevó al presidente Lenín Moreno a “curarse en sano”, quitándole buena parte de las funciones. En este sentido, la frase de Moreno ha sido lapidaria: “lastimosamente el dedo apunta cada vez más hacia usted”.
Sin embargo, una parte de Alianza País, en lugar de exigir explicaciones y aplicar sanciones, ha sacado a relucir su espíritu de cuerpo. Se quejan (de Moreno) de un desvío de los “principios”, de una traición al proyecto político, de un distanciamiento de Correa…
En lugar de combatir dura y eficazmente la corrupción se han encargado de implantar un sistema donde reina la opacidad y la impunidad. Por esta razón no avanza ningún intento de fiscalización en la Asamblea. Se intentó eliminar el nombre del vicepresidente de la transcripción de un audio en el caso Odebrecht; por ello las evidencias aparecen primero en medios de comunicación y no en instancias de justicia como la fiscalía; por ello se pierden en el olvido informes de responsabilidad penal en la contraloría; por ello ninguno de los “peces gordos” están detrás de las rejas…
En este escenario, la actitud valiente y oportuna del presidente Moreno es digna de destacar. Ha sido muy claro: sí a la política basada en la solidaridad, transparencia y lealtad bien entendida; no la de la mafia. Y para ser irónicos, también me parece acertada la propuesta del ex presidente Rafael Correa: crear otro movimiento. ¿Otro movimiento que sirva para separar entre quiénes están a favor o no de la corrupción? ¿De este espíritu de cuerpo mal concebido? ¡Enorme favor que le van a hacer a Moreno!