Entre los datos que se presentaron en el VIII Foro Ministerial de Desarrollo Social y 1ª. Conferencia sobre este tema para América Latina y el Caribe, celebrado en la República Dominicana hace pocos días, se revela un factor positivo que representan los 70 millones de la población de nuestros países que totalizan un número aproximado a los 270 millones, que han dejado atrás los niveles de pobreza, según informó Helen Clark, administradora del PNUD-Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.
Ella afirmó que el desafío crucial para los gobiernos de la región es no perder el camino para las conquistas sociales de millones de personas en situación de vulnerabilidad, “con el fin de que no vuelvan a caer en la pobreza”. Solamente el impedirlo ya constituiría un signo positivo. Además, puso como ejemplo el caso dominicano por los programas magníficos de lucha contra la pobreza que pueden servir de espejo para el resto de América Latina y el Caribe, en materia de protección social y enfoque multidimensional porque han demostrado ser eficientes.
Por su lado, Alicia Bárcena, Secretaria Ejecutiva de la CEPAL-la Comisión Económica para América Latina- con sede en Chile, puntualizó que para garantizar ese desarrollo nos enfrentamos con un escenario mundial menos favorable con tasas de crecimiento inferiores a las que se alcanzaron en décadas anteriores, por lo cual apuntó el reto del sector estatal en la redistribución de la riqueza. “Es el Estado quien tiene la obligación de hacerlo”, en razón de que el mercado, como escenario natural de la libre competencia, no puede redistribuir riquezas generadas en capitales privados.
En los estudios que determinan el índice de competitividad global entre 138 países, Ecuador estuvo en el puesto 76, pero bajó al 91 en diez años de correísmo ya que no han disminuido los niveles de inseguridad jurídica; y le sigue Panamá en el 42, mientras que Bolivia tiene el lugar 121 y Venezuela el 130, porque siguen ubicados como países notoriamente atrasados para competir frente a la economía de otros latinoamericanos. Estos datos corresponden a estudios de diez años-desde 2003 al 2013- y revelan que 93 millones de personas pasaron a formar parte de la clase media, aspecto positivo que demuestra mejores ingresos personales y familiares para esa tercera parte de la población global de la región latinoamericana, constituyéndose en un medio de fortalecimiento de la economía de esos países.
Por último, siempre serán los capitales de inversión privada los que extiendan el mercado para requerimientos de mano de obra que den prosperidad a la economía global de cualquier país, ya que absorben a nueve de cada diez personas, dejando al empleo público en el mínimo del 1%.