Mientras Rafael Correa lo tacha de traidor, desde los entornos vinculados con el correato, hay presión para que usted afloje en su compromiso de transparencia sobre la década pasada y en lo que se actúe en su gobierno.
El estiércol se rebasa y, con el cuento de no desprestigiar más a lo que llaman “la revolución ciudadana”, no quieren permitir que usted persista en drenarlo. No les importa que si usted cede, el resto del país piense equivocadamente “algo deben saberle”.
El Fiscal Baca preguntaba días atrás: ¿Acaso era oculto para el país que el que no cumplía los designios de Pólit –el Contralor del correato- tenía gravísimas consecuencias en su actividad pública?, respondiéndose el mismo “era un secreto a voces, porque se había armado un mecanismo de extorsión con la información a que Pólit accedía”.
Pero, con excepciones, que si las había, los actores del poder convivían, eran piezas mayores o menores del engranaje de la corrupción. Pólit y Correa se entendían, usaban y protegían. Pólit, el año 2012, fue calificado con 100 sobre 100 por el Consejo de Participación del correato.
El Fiscal Baca tachó a los que creía que iban a oponerse a su censura y no lo estaban haciendo de “asambleístas cobardes y clientes frecuentes de la Fiscalía”.
En materia de deuda pública no es el informe de la Contraloría lo que ha incrementado “el riesgo país”, sino las indecisiones en su entorno ante las evidencias de ese informe. Si esas indecisiones desaparecen, se evidenciará la transparencia a que usted se ha comprometido y disminuirá el “riesgo país”. De ahí debe pasarse a tomar decisiones que no pueden esperar el día de “San Blando”, sobre el cual nadie sabe cuando. De alterarse el informe de la Contraloría, la percepción va a ser “ya maquillaron las cifras”.
Los atrasos en los pagos del sector público –de más de mil millones de dólares- no pueden seguir sin registrarse a pretexto de no estar facturados, cuando ese paso no puede darse porque hay atrasos de meses –y aun de años- en “verificaciones” que se exigen en las entidades públicas, para recién autorizar las facturaciones.
El secreto en los expedientes de las llamadas preventas de petróleo, para ocultar su carácter de “crédito”, por los dineros que se recibían pagando interés, se debía a que en esos expedientes se evidenciaba que habían pasado por el conocimiento del Comité de Deuda y Financiamiento, presidido por el propio Correa, que además se establecía la garantía contingente del Estado y que se pactaba arbitraje en Londres, violando la Constitución. Todo eso tiene que exhibirse, sin reserva alguna.
Presidente, la verdad será su fortaleza. No permita que la verborrea de los de la década anterior le hagan faltar a la ética.