Se acercan las elecciones. Todavía parecen muchos los ecuatorianos que todavía no decantan sus preferencias electorales, o no la dicen.
Pero si el indeciso aparece con número alto en los sondeos de opinión, una tarea muy importante para que la voluntad popular se respete es el cuidado del voto.
Las autoridades electorales han sido señaladas por las fuerzas de oposición o los analistas políticos como cercanos al régimen. Las nuevas normas que se aprobaron en los últimos tiempos bloquearon la composición plural con los partidos de mayor representación popular que se cuidaban entre ellos. El discurso político construyó la entelequia de una supuesta independencia que ha dejado suficientes dudas.
Dos ex presidentes del CNE durante esta década han sido cercanos colaboradores del Régimen en altos cargos del gabinete.
Juan Pablo Pozo ha prometido apertura y limpieza en el proceso. El Presidente del CNE debe abrir, como corresponde, la observación de los diferentes actores políticos para que todo el proceso de votación y conteo de los sufragios sea transparente.
El domingo se realizó a nivel de las 24 provincias un simulacro del acto comicial.
Gilmar Gutiérrez puso reparos a los biombos de votación y a las urnas de cartón.
Una comisión multipartidista, compuesta especialmente por fuerzas de oposición, insiste desde hace rato en la idea de vigilar el proceso para garantizar la transparencia y el respeto irrestricto a la voluntad popular. Están en su pleno derecho.
Lo que no se sabe con certeza es si los distintos partidos ya tienen previsto desplegar un ejército de delegados para que en cada junta receptora del voto haya los observadores que sean testigos autorizados del conteo, que logren transmitir los datos con rapidez y precisión, y que se cotejen con premura los datos oficiales con los que los delegados de partidos y candidaturas registren en cada urna.
Han surgido inquietudes. Hay quienes piden a los electores llevar sus propias plumas o esferográficos para evitar suspicacias y el supuesto uso de tinta que luego se evapora. Se divulga toda una campaña en ese sentido por las redes sociales.
Otras voces dicen que las láminas de protección de actas serán brillosas y podrían impedir que los números se registren con nitidez en los teléfonos inteligentes para luego remitirse a los centros de monitoreo.
Sobre la observación internacional siempre se ha dicho que suele ser inoficiosa. Vienen, hablan con la oposición, toman nota, visitan los recintos de votación, emiten voluminosos informes varios meses después del día dela elección y sus efectos suelen ser nulos y las recomendaciones futuras no siempre acogidas.
Por todo lo señalado es importante la organización y coordinación generosa y cívica de miles de personas para cuidar los votos y garantizar que la voluntad popular sea respetada. El voto solo es una parte de la democracia pero un punto de partida que debe ser transparente sin discusión.